Ronaldo, que abandonó entre lágrimas la final en el minuto 25, tras dos duras entradas de Dimitri Payet, volvió a llorar, pero esta vez de alegría cuando el árbitro inglés Mark Clattenburg señaló el final de la prórroga con triunfo de su selección gracias a un gol de Éder.
Luego, en la ceremonia de premiación, los portugueses hicieron el pasillo a los franceses cuando subieron a recoger sus medallas, entre la indiferencia general de un estadio que no salía de su asombro.
Y llegó el turno de Portugal. Y curiosamente, fue Ángel María Villar, presidente de la Federación Española y máximo dirigente en funciones de la UEFA, hasta que en septiembre se celebren elecciones, el que entregó la Copa a Ronaldo, que la alzó al cielo de París. Sin dolor por la lesión, ni tristeza, el madridista completa su palmarés y Portugal ya está entre los campeones.