Alberto Gómez Barros

Os traballadores de Alu Ibérica piden unha xuntanza de urxencia co Ministerio e a Consellería de Industria, despois de que o administrador concursal lles informara que se debe activa-lo expediente de regulación de emprego que supón o despido dos preto de trescentos empregados. Julio Moskowich, delegado da CIG no comité de empresa, confirmaba en Más de Uno Coruña que xa agardaban esta medida. Forma parte do proceso concursal no que se atopan dende hai semanas. As perdas que alega o administrador ascenden a setecentosmil euros mensuais. Ainda así, Moskowich cree que o Goberno Central e a Xunta ainda poden aportar solucións.

Ademáis, o comité insiste que a planta é viable e pide que de coñezan os inversores dos que fala o ministerio, ainda que teme que o interés destas empresas non sexan precisamente por garantizar nin a actividade ni o emprego na factoría da Grela.

Julio Moscovich, representante de CIGA en el Comité de Empresa de Alu Ibérica, nos cuenta cómo fue la reunión el pasado viernes con el Administrador Concursal que gestiona ahora la empresa. Sigue la agonía y el siguiente paso para el comité será formar una comisión representativa de los trabajadores, dado que el Concursal íba a solicitar al juzgado del Mercantil nº2 la extinción colectiva de la totalidad de los contratos de los trabajadores.

Hablamos con Mónica Díaz, portavoz de la Asociación de Vecinos de Eirís. Desde la Xunta les han confirmado en las últimas horas la demolición de 27 viviendas para ampliar el CHUAC. Les dan de plazo hasta diciembre de 2023 para abandonarlas. También escuchamos a la alcaldesa Inés Rey sobre las Becas USA, los ruídos del Orzán y Alu Ibérica. Y de los convenios que no se firman en el sector de los trabajadores de las panificadoras. También quedamos pendientes de que se firme el acuerdo defintivo sobre el futuro de Biona, con recolocaciones, despidos y cierre de la fábrica en San Pedro de Nós que la propietaria, De Heuss, quiere adelantar al 18 de marzo.

Repasamos lo escuchado en Riazor, con pasión y placer, pese a la derrota del Deportivo ante el Racing por 0-1. Más de 20.000 afecionad@s apoyando al Dépor, con los Riazor Blues tirando, como siempre, del carro. Después llegó la vergüenza, con otra noche de ruídos en el Orzán por parte de algun@s aficionad@s que seguían animando al Deportivo, pero perjudicando el sueño de los vecinos de la zona. José Luís Méndez, presidente del colectivo vecinal, pide que el Ayuntamiento aplique la normativa y ponga punto y final de una vez a esta situación, después de 30 años de ruídos. Escuchamos a Luís Llera con Romualdo Irixoa, de los Maracos, que celebran este año 40 cumpleaños de vivencias y recuerdos de entroido en A Coruña.

Los ruídos en el Orzán ya no se ciñen al fin de semana. Últimamente también se dan en días de semana y llevamos dos concretamente, tras los partidos en Riazor de los juveniles en YouthLeague o del primer equipo ayer, contra el Racing, en los que los aficionados acaban la fiesta desfasados en el Orzán. Y es que del placer y la emoción de escuchar rugir el estadio con cánticos de apoyo al Deportivo pasamos a la vergüenza que supone escucharlos a las 3 de la mañana y que impiden a los vecinos poder dormir. La noche de ayer marca un capítulo más de una situación que sigue sin solucionar el Ayuntamiento coruñés y ante la que el presidente del colectivo vecinal, José Luís Méndez, pide, pese a 30 años de ruídos y movida, que "se resuelva de una puñetera vez", tal y como marcan las normativas locales.

Cristina Fernández vive en A Coruña y trabaja en Ourense. Ahora mismo, al igual que otros usuarios padece horarios que, o bien le hace llegar muy temprano o muy tarde al puesto de trabajo. Y también tiene que hacer frente a unos costes de desplazamiento que alcanzan los 420 euros mensuales, con cuatro bonos semanales de 105 euros. Estas claves estuvieron encima de la mesa en la reunión que accedió a tener RENFE con la plataforma Afectados Perder o Tren, pero de la que Cristina y otros participantes sacaron luces y sombras. Luces por la buena disposición, pero sombras por la falta de soluciones a corto plazo, tanto en horarios como en tarifas.