Fernando Ónega

Buenas noches a doña Inés Arrimadas. Le escribo simplemente para darle ánimos. Se enfrenta usted a las tareas más difíciles a las que se puede enfrentar un político no gobernante: liderar un partido sin tener el nombramiento de líder ganado en un congreso.

Lo que le ocurre a Pablo Iglesias es que tiene dos almas. Una, la clásica, la que está en su ADN, es la populista. Otra, la nueva, la que está estrenando, es la de gobernante.

Lo que le ocurre a Pablo Iglesias es que tiene dos almas. Una, la clásica, la que está en su ADN, es la populista. Otra, la nueva, la que está estrenando, es la de gobernante.

Después de lo escuchado ayer, este cronista no se atreve a hacer ningún pronóstico. Si el Gobierno ve a un Casado negacionista y bloqueador, el propio Gobierno estará trabajando en un plan B. Y si Casado no encuentra en Sánchez disposición a un cambio de su política, poco margen queda para negociar.

Después de lo escuchado ayer, este cronista no se atreve a hacer ningún pronóstico. Si el Gobierno ve a un Casado negacionista y bloqueador, el propio Gobierno estará trabajando en un plan B. Y si Casado no encuentra en Sánchez disposición a un cambio de su política, poco margen queda para negociar.

Pedro Sánchez y Pablo Casado han consolidado una nueva figura política que hasta ahora se consideraba provisional: el anticonsenso. Si algo queda claro después de su reunión, ese algo es que Pablo Casado ofrece estabilidad del gobierno, pero en tales condiciones que el presidente no las puede aceptar. Y a la inversa, Pedro Sánchez llamó al jefe de la oposición para lograr algún acuerdo en cuestiones que ya no se pueden aplazar más, como la renovación de instituciones y órganos públicos, pero no consiguió ofrecerle una compensación que le sedujera o le permitiera presumir de alguna victoria en el encuentro.