Fernando Ónega

Fernando Ónega resume en Más de uno los temas más importantes del día, como la victoria de la selección española en el Mundial de Baloncesto. También habla de la gota fría y de si se hubiese podido minimizar sus destrozos manteniendo los ríos más limpios o no construyendo en zonas inundables. Además, se pregunta cómo se puede hacer frente a un futuro en el que se prevén más inundaciones.

Después de la encuesta del CIS que dice que la política provoca desconfianza, indiferencia e irritación a la mayoría de los españoles, mucho más no se puede dañar la imagen de los políticos. Así que la cuestión se reduce a si daña a Pablo Iglesias por andar así, a la desesperada, o a Pedro Sánchez por la contundente negativa.

Después de la encuesta del CIS que dice que la política provoca desconfianza, indiferencia e irritación a la mayoría de los españoles, mucho más no se puede dañar la imagen de los políticos. Así que la cuestión se reduce a si daña a Pablo Iglesias por andar así, a la desesperada, o a Pedro Sánchez por la contundente negativa.

No metamos al Rey en este juego. El Rey, al convocar para esta mañana a la señora Batet, no hace más que cumplir su papel constitucional y organizar con el Congreso la ronda de consultas. El Rey es el primero en desear la estabilidad, pero no puede decidir quién es el presidente del gobierno. El Rey se limita a consultar y preguntar a quién apoya cada partido. Después hace la suma y el que más tenga, candidato: se le encarga la formación de gobierno.

No metamos al Rey en este juego. El Rey, al convocar para esta mañana a la señora Batet, no hace más que cumplir su papel constitucional y organizar con el Congreso la ronda de consultas. El Rey es el primero en desear la estabilidad, pero no puede decidir quién es el presidente del gobierno. El Rey se limita a consultar y preguntar a quién apoya cada partido. Después hace la suma y el que más tenga, candidato: se le encarga la formación de gobierno.

Lo que ha cambiado en el último año es que apareció el realismo. Hace un año, todavía quedaba la esperanza o el miedo de que el separatismo doblegara al Estado. Hoy esa esperanza forzada solo la representa Torra, que, en nombre del fugado Puigdemont, todavía habla de segar las cadenas y ejercer la autodeterminación, que son sus últimas palabras.