Fernando Ónega

Lo que ha cambiado en el último año es que apareció el realismo. Hace un año, todavía quedaba la esperanza o el miedo de que el separatismo doblegara al Estado. Hoy esa esperanza forzada solo la representa Torra, que, en nombre del fugado Puigdemont, todavía habla de segar las cadenas y ejercer la autodeterminación, que son sus últimas palabras.

Si no caigo en la tentadora teoría de la conspiración, creo que las cosas son mucho más sencillas. Si no hay clima ni disposición para formar gobierno incluso entre afines, mucho menos lo habrá para ponerse a negociar, por ejemplo, los vocales del Consejo del Poder Judicial.

Si no caigo en la tentadora teoría de la conspiración, creo que las cosas son mucho más sencillas. Si no hay clima ni disposición para formar gobierno incluso entre afines, mucho menos lo habrá para ponerse a negociar, por ejemplo, los vocales del Consejo del Poder Judicial.

¡Ay, Cataluña! El dinosaurio que sigue ahí. Y el dinosaurio también empieza el curso. Y empieza como todos los septiembres: con unos partidos independentistas a la greña por el liderazgo, pero que se unirán para la Diada del miércoles.

¡Ay, Cataluña! El dinosaurio que sigue ahí. Y el dinosaurio también empieza el curso. Y empieza como todos los septiembres: con unos partidos independentistas a la greña por el liderazgo, pero que se unirán para la Diada del miércoles.

La respuesta es afirmativa. Lo dice el propio gremio de editores: en los libros de texto hay que poner "lo que los políticos quieren y no lo que dice la ciencia". Y yo añado: y lo que pasado en la historia. Y lo que consta en la geografía. Y lo que forma la cultura general de este país, porque se ensalzan autores autóctonos y se silencia a los grandes maestros de la literatura.