Ignacio Jarillo

Hasta en política, todo tiene un límite. Y esa fecha, el 7 de marzo, es la elegida para poner punto y final a la negociación con Junts para la Ley de Amnistía, para elaborar un nuevo dictamen en la Comisión de Justicia.

El PSOE no ha esperado a la comunicación oficial de José Luis Ábalos y ha decidido, según ha podido saber Onda Cero, expulsarle del partido tras el caso Koldo.

Nadie en el PSOE cree que Jose Luís Abalos acabe sentado en la bancada del Grupo Mixto. Esa posibilidad no se contempla. “Su única salida desde que empezó todo esto era dejar el escaño. Después… ya hablaremos”, dicen en el entorno de la dirección del partido.

Tras el fracaso de las elecciones gallegas, el PSOE busca oxígeno como sea. Y "no es fácil dar con la tecla" decía su Portavoz Esther Peña. Contaban con una victoria del PP, con un gran avance del BNG, pero no con perder cinco escaños en esa comunidad. Es un aviso grave. Por eso, varias voces disidentes y no tan disidentes por fin coinciden: "lideramos mejor sin nacionalismos". Pero unos y otros reconocen que no es fácil quitarse de encima las deudas.

El Gobierno tiene prisa y pone la directa para aprobar una Ley de Amnistía exprés. Y lo hace con un argumento al margen del procedimiento jurídico: "ahorrarle trabajo a la justicia". Porque al final -dice el ministro Óscar Puente en Barcelona- habrá indultos para todos. Mejor amnistiarlos ahora.

Sea o no una maniobra de despiste previa a un anuncio inminente, PSOE y Junts per Catalunya retoman unos contactos políticos empantanados en la última redacción de la Ley de Amnistía. La que no le sirve a Puigdemont. Tampoco le sirven sucedáneos como reformar la LECRIM o la última oferta de Sánchez: indultar a los que no pueden ser amnistiados. En resumen... vuelta a la casilla de salida.

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