Al Barça le bastó un segundo cuarto perfecto, en el que aplastó al Lenovo Tenerife con un demoledor 40-8 de parcial, para dejar resuelta la segunda semifinal de la Copa del Rey de Málaga (108-76) y certificar con su exhibición su pase a la final, en la que este domingo le espera el Real Madrid en la reedición del partido por el título más repetido en la historia de la competición.
En esos diez minutos, batió el récord histórico de anotación en un cuarto y dejó resuelto el choque. Tras ceder por dos puntos en los primeros diez minutos, los azulgranas se fueron al descanso con treinta de margen (54-24) después de anotar siete triples, otras tantas canastas de dos puntos sin fallo y cinco tiros libres. Mientras tanto, el Lenovo solo acertó con tres lanzamientos de Marcelinho Huertas, Gio Shermadini y Kyle Guy y con un tiro libre del georgiano.
El partido no fue vistoso. Comenzó golpeando primero el Barça con un rápido 7-0 de salida liderado por Jabari Parker. Enfrente, el Lenovo mostraba una imagen muy distinta a la del partido de cuartos, cuando cosió a triples al Unicaja. Este sábado sus jugadores erraron ocho de sus nueve primeros lanzamientos exteriores y el único que metieron fue su pobre aportación ofensiva hasta el ecuador del primer cuarto.
De sus primeros doce tiros a canasta, solo acertaron con el triple de Guy y un par de puntos de Gio Shermadini, lo que no aprovechó el equipo catalán para despegarse en el marcador. La defensa canaria empezaba a funcionar, y la entrada de Huertas logró empatar a nueve un choque con más errores que aciertos en los dos semifinalistas.
El brasileño cambió el guion y dio la primera ventaja a los suyos ante un conjunto azulgrana que se atascó en ataque y que, tras casi cinco minutos y medio sin sumar un punto, se fue a la primera pausa por debajo en el marcador después una canasta sobre la bocina de Tim Abromaitis (14-16, min 10).
Pero todo cambió tras el parón. El Lenovo volvió a las andadas y, al igual que en el inicio, fallaba todo lo que tiraba y se descomponía en defensa. Su errática salida fue castigada con un 19-4 de parcial en cuatro minutos y medio con Tomas Satoransky de protagonista, con siete puntos seguidos, lo que obligó a Txus Vidorreta a pedir tiempo muerto.
De nada sirvió. Dos triples de Álex Abrines y otro de Óscar Da SIiva encendieron las alarmas en el banquillo tinerfeño al verse doblegados en el marcador y en la pista. El Barça siguió a lo suyo y completó un demoledor parcial de 40-8 en esos diez minutos que le permitió otear la final antes de tiempo (54-24, min 20).
El juego se equilibró tras el descanso, lo que mantuvo la treintena de puntos de margen entre unos y otros, dejó la semifinal sin emoción alguna y, de paso, permitió a Roger Grimau rotar su banquillo pensando en el Real Madrid.
Willy Hernangómez y Elgin Cook, con 8 y 7 puntos, fueron los máximos anotadores de un tercer parcial que terminó en tablas (24-24) y con un demoledor 78-48 en el marcador.
Y los últimos diez minutos también tuvieron poca historia. Los azulgranas disfrutaban sobre la pista con James Nnaji aprovechando sus minutos y el Lenovo contaba los minutos para que se terminara la pesadilla mientras que en la grada, con todo resuelto desde hacía bastante tiempo, los aficionados se retaban con sus cánticos preparando sus gargantas para el clásico del domingo.