El 13 de enero de 1999, la NBA vivía un día histórico que ya le sonaba. Se trataba de la retirada de Michael Jordan, la segunda, la que parecía definitiva. Hace unos meses, había dejado para la historia 'The Shot', el tiro que ponía punto y final a la carrera del deportista más grande de todos los tiempos.
Tenía 35 primaveras y seis anillos en sus manos cuando lo anunció. La NBA se encontraba parada por el cierre patronal y aprovechó para decir que sus días como jugador de baloncesto habían llegado a su fin.
No era la primera ni tampoco iba a ser la última vez que Jordan anunciaría su retirada. Ya lo hizo en 1993 cuando, tras ganar su tercer título con los Bulls, sorprendió al mundo anunciando que dejaba el baloncesto para dedicarse al béisbol. Ese era el gran sueño de su padre, cuya muerte dejó una huella muy profunda en el '23'.
Eso sí, la definitiva se daría el 16 de abril de 2003, cuando, jugando con los Washington Wizards, dijo el adiós definitvo al baloncesto. Jugó dos temporadas, en las que promedió 21 puntos, 5.9 rebotes y 4.4 asistencias.
Fue un final inesperado, una vuelta que sirvió más como homenaje que como intento de agrandar una leyenda al alcance de ningún otro jugador. Seis anillos de campeón, con seis MVP de las Finales, cinco veces nombrado MVP de la NBA, 13 veces All-Star... Y tres despedidas de cuerpo, pero no de espíritu a lo que ha sido el amor de su vida: el baloncesto.