El Madrid volvió a tener una puesta en escena rara. Pareció obsesionado en el lanzamiento triple, con escaso acierto. Con el 7-2 (min.2) ya llevaba tres fallos desde la larga distancia. Y se salvó gracias al rebote ofensivo, que dominó de manera abrumadora. Cuando empató en el luminoso, 7-7 (min.3.30) ya llevaba 6 rechaces en ataque.
En el minuto 6 (10-11) el equipo de Pablo Laso consiguió su primera ventaja y comenzó a serenar su juego. Sin hacer ningún alarde defensivo, pero dominando en ataque y en rebote, 7-16 fue el balance reboteador al final del primer cuarto, 9 de ellos ofensivos, el Madrid comenzó a sentirse superior, aunque el Darussafaka consiguió llegar al final del primer cuarto minimizando los daños gracias a un triple lejano de Dairis Bertans en los instantes finales, 17-20.
Felipe Reyes y Gustavo Ayón habían dominado bajo los aros y todo parecía ir por el buen camino.
Más aún cuando en el inicio del segundo acto el Madrid comenzó con un parcial de 2-6 (19-26) en los dos primeros minutos y medio y treinta segundos después subía la decena de puntos de ventaja al marcador, 19-29.
En ese momento (min.13) se le fundieron los plomos al Real Madrid. El Darussafaka subió la intensidad de la defensa y frenó al equipo español en seco. En el minuto 15 el marcador era de 23-31 y hasta el descanso el Madrid no volvió a ver aro, aceptando un parcial de 12-0, para un 35-31.
Fue lo mejor que le pasó al Madrid, que se acabara el segundo cuarto y que los daños no fueran mayores.
En la continuación, el Darussafaka siguió engordando el dañino parcial para el Madrid durante tres minutos más hasta el 40-31. Después de 8 minutos sin anotar, el Madrid rompió la oscuridad con un triple de Luka Doncic, que no estuvo hasta ese momento especialmente brillante.
El parcial de 17-0 en esos 8 minutos quedará grabado a fuego en la cabeza del entrenador y, además, esa acción brillante del joven base esloveno no acabó con la particular bajada a los infiernos de un Madrid impotente en defensa y desafortunado en ataque, 44-34 (min.24.30) y 46-35 (min.27).
Dos canastas seguidas del Real Madrid, 46-39, parecieron ser el clavo al que agarrarse, pero el Darussafaka demostró la calidad de su juego exterior y dos nuevos triples echaron otro jarro de agua fría sobre el equipo español, 52-39.
Otro triple de Doncic, desde nueve metros y al final del cuarto, permitió al Madrid encarar el cuarto de la verdad con un mínimo de opciones de victoria, 52-44.
Sin puntos constantes desde el juego exterior, y con Jaycee Carroll especialmente desacertado, la única fuente de puntos madridista llegó desde el juego interior, aunque en cualquier caso con guarismos especialmente bajos para la media del equipo español.
El Darussafaka siguió haciendo gala de su calidad en el perímetro, con Brad Wanamaker, Will Clyburn y Adrien Moerman como los más destacados.
La ventaja, con Wanamaker ya lanzado, ascendió hasta 63-48 (min. 33.30). El Madrid intentó maquillar el resultado, pero el equipo turco ya estaba lanzado y encontró una autopista en la débil defensa madrileña, 72-53 (min.36).
Al final, 81-68, la menor anotación del Madrid en toda la temporada -77 anotó en Estambul ante el Fenerbahce y 75 en el Palau ante el Barcelona en Liga Endesa- y también la mayor derrota.