España se encontró con un rival que desde el principio estaba muy metido en el choque, con una intensa defensa y jugando con calma en ataque. Poco a poco el cuadro belga se fue haciendo con el encuentro con un Axel Hervell, Lacomte y Gillet como sus armas más activas en ataque.
Los intentos de España por hacerse con el control del choque no fructificaron. Scariolo lo intentó tras el descanso metiendo a los hermanos Gasol -Marc y Pau- para intentar "romper" la defensa con el juego interior, pero los belgas lo tenían claro y no permitieron que los balones llegaran con claridad a la zona. Mucha culpa de ello fue por Hervelle, que hizo un trabajo incansable sobre los interiores españoles.
Tras un primer cuarto igualado, fue a partir del segundo Bélgica empezó a mandar en el marcador. Trabajó bien en defensa y en ataque aprovechaba al máximo los tiros liberados.
Gillet, con un triple, ponía a su equipo 27-35 y a partir de ahí España no supo ponerse por delante. Débil defensa y espesa en ataque, con muchas pérdidas de balón.
Poco a poco las ventajas fueron aumentando hasta llegar al descanso con un 34-49.
No despertó España tras el descanso. Faltó de acierto en el tiro exterior y pocas opciones de jugar por dentro. En la otra canasta, al revés, con un equipo belga muy acertado.
Bélgica alcanzó su máxima diferencia en el minuto 25 con un 44-63, momento en el que Scariolo dio entrada a Sergio Rodríguez que le dio más frescura al ataque, pero insuficiente para poder frenar a los belgas que supieron aguantar las diferencias y terminar con el triunfo por 71-89