"No podemos entrar en su ritmo de partido, tenemos que cortocircuitar esas transiciones rápidas, que puedan aprovechar nuestros cambios ataque defensa", recalcó el preparador del Granoller, Antonio Rama, en la horas previas al inicio del encuentro. Más claro no lo podía tener el conjunto vallesano, para poder sorprender al todopoderoso Barcelona debía cortar las alas al equipo azulgrana.
Algo que los de Antonio Rama lograron y de que manera en unos primeros doce minutos de juego (5-5) en los que el Granollers no sólo no concedió ni un sólo gol de contraataque, sino ni tan siquiera una rápida transición. Y eso que el portero barcelonista Gonzalo Pérez de Vargas no pudo arrancar la final de mejor manera, tras contabilizar tres paradas en los primeros seis minutos de juego.
Pero ni las intervenciones del guardameta internacional español, habitual punto de partida del juego de contraataque del equipo azulgrana, bastaron en esta ocasión a los de Antonio Carlos Ortega para poder correr. Una circunstancia que obligó al Barça a jugar muchos minutos en estático, precisamente lo que quería el Granollers, que poco a poco fue enredando a su rival en el partido que más le interesaba.
Poco pareció preocuparle al Granollers el continuo bombardeo al que le sometió el lateral francés Timothey N'Guessan, autor de cinco de los once goles que el Barcelona firmó en el primer tiempo, sabedor de que sin dejar a los azulgrana correr podía mantener el pulso goleador a su rival.
Tal y como demostraron los Chema Márquez, Esteban Salinas o Pol Valera, autor de una espectacular primera mitad, que respondieron a cada tanto del conjunto azulgrana. Pero el elemento diferencial llegó de la mano del portero brasileño Rangel Luan, que con las ocho paradas que contabilizó en el primer tiempo, una de ellas a lanzamiento de penalti, permitió al Granollers abrir una brecha de tres tantos (10-13) en el marcador.
Diferencia que el Barcelona no logró enjugar ni con el paso a la defensa 5-1 propuesto por Antonio Carlos Ortega, ni con la salida a la pista del portero argentino Leo Maciel, que no pudo impedir que los vallesanos llegaran al descanso con una renta de cuatro goles (11-15) en el marcador.
Renta que creció todavía más en el inicio de la segunda mitad en la que el Granollers se situó con una diferencia de cinco tantos (11-16), la misma de la que los de Antonio Rama llegaron a gozar hace apenas tres semanas en su visita al Palau Blaugrana
Si entonces los azulgrana recondujeron la situación con un contundente parcial de 8-2 en apenas nueve minutos, este domingo en Antequera los de Ortega necesitaron dos minutos más, once, para dar la vuelta al partido (19-18) tras otro parcial de 8-2.
Una reacción en la que jugaron un papel fundamental el portero Gonzalo Pérez de Vargas y el defensor brasileño Thiagus Petrus que no sólo cerraron todos los caminos al gol a un cada vez más agotado Granollers, sino que permitieron al Barcelona por correr por primera vez en el partido.
Liberados al fin los barcelonistas siguieron ampliando cada vez más y más el parcial hasta llegar a un demoledor 12-2, que situó a los azulgrana con una renta de cinco tantos (23-18) a falta de doce minutos para el final.
Pero no así se rindió el Granollers que a falta de poco más de cinco minutos para la conclusión redujo a tan sólo dos tantos (25-23) su deventaja, lo que le metía de nuevo de lleno en la pelea por el título.
Un sueño que se quebró definitivamente para los vallesanos con los goles finales de Ludovic Fabregas y de Aleix Gómez que estableció el definitivo 30-26 que otorgó al Barcelona su vigésimo sexto titulo de campeón de Copa, el noveno de manera consecutiva.