El FC Barcelona ha ganado al AC Milan (3-1) en un partido lleno de altibajos en el que han conseguido el billete para los octavos de final de la competición pero no han podido cerrar ni acabar con el debate abierto sobre su juego, que no resultados, pese a que dieron síntomas puntuales de mejora y Leo Messi, con su doblete, acabó con la mala racha de cuatro partidos sin marcar.
Ahora, los barcelonistas necesitan un empate ante el Ajax para ser ya primeros de grupo matemáticamente, aunque están igualmente cerca de ello con este triunfo logrado gracias a ser mejores, aunque no contundentemente, a un Milan que sí está en crisis y en horas bajas, sin saber a qué juega pese a asustar al inicio de la segunda parte.
En la primera, el Barça salió a comerse el mundo, quizá con la voluntad de silenciar a los 'rinconcitos' en los que Martino ve que se crea la supuesta crisis blaugrana, pero les duró apenas diez minutos. Poco a poco entraron las dudas, cierta parsimonia en el juego, que mejoró ante el 'rún rún' de la grada y sirvió para cerrar el partido con el 3-1 de Messi, en gran definición y jugada de pared con Cesc, que entró desde el banquillo.
Como era previsible, el Milan salió a esperar atrás y correr en alguna acción a la contra, regalando el control del esférico al conjunto catalán y estuvo desaparecido. Solo inquietó con un disparo de Montolivo que no vio puerta, pero tuvo la fortuna de encontrarse con el autogol de Piqué y alguna jugada puntual tras el descanso obra de Balotelli, el mejor antes de apagarse como el resto de compañeros.
Si la rueda de prensa previa de Dani Alves giró en torno a la monotonía, esta pudo verse en un Barça que no supo aprovechar los desmarques de Alexis y Neymar desde las bandas, muy activos ambos, y que fue bajando el ritmo a medida que pasaban los minutos.
Así, un Barça que había logrado ponerse 2-0 arriba sin necesidad de encontrar el deseado juego que roce la excelencia como antaño, vivía tranquilo gracias a su efectividad. Primero fue Messi quien acabó con su racha de cuatro partidos sin marcar al transformar un penalti sobre Neymar con disparo centrado y duro.
También a balón parado llegó el segundo, obra de Busquets al rematar con un buen testarazo una falta servida por Xavi. Tuvo más opciones el Barça, como jugadas de tiralíneas entre Neymar y Messi, bien conectados sobre todo al principio, o una pillería de Alexis que estuvo a punto de aprovechar un error de Abbiati para marcar.
No obstante, el gol afortunado del Milan, con Piqué introduciendo el balón en su portería la querer cortar un centro atrás de Kaká, pareció afectar al Barça.
El descanso no tuvo el efecto deseado, y tras la reanudación el Barça no pudo subir una marcha y, en cambio, el Milan estiró líneas y con ello tuvo mejores y más ocasiones de gol, sobre todo en botas del recién entrado Mario Balotelli, como si 'Super Mario' tuviera más poder él solo que todos sus compañeros juntos.
Eso sí, aparecieron más espacios a la espalda de la defensa milanista, que cuando no tenía el balón ponía un 4-5-1 muy junto y apretado pero que, al tener el balón, se desdibujaba.
En los primeros 10 minutos tras el descanso, en el Camp Nou se murmuraba 'uy, uy, uy' y ello vino por la desdicha en ataque de los blaugranas y la quizá excesiva relajación atrás. Al verse superiores en la primera parte, les costó cuadrarse atrás y mirar hacia adelante, sufriendo las acometidas cada vez mayores de los milanistas y suerte tuvo de que estuvieron finos al corte Mascherano, Piqué y Alves.
Adriano, más ofensivo, tuvo el gol en sus botas y se asoció bien con Neymar, pero Martino desde la banda vio que había que mover ficha. Antes de dar entrada a Cesc por Iniesta, ya mandó a los suyos arriba y pese a no tener claro si jugar directo o a través del toque lo hicieron.
Una vez más, Neymar tuvo el gol en sus botas tras una buena jugada en que se fue de tres defensas por su izquierda, centrándose, pero llegó cansado al momento de armar la pierna, y la envió alta y desviada. Alexis, tras pared con Messi, obligó a Abbiati a lucirse.
Esta reacción agradó y tranquilizó, sobre todo a los propios jugadores, que veían cada vez más cerca la clasificación matemática para los octavos de final, pues la victoria tenía este premio pasara lo que pasara entre Ajax y Celtic.
Subió la posesión del balón, el Milan perdió fuelle, demostrando que no están en su mejor momento ni cerca de recuperarlo, y el Barça cerró el partido, ahora sí, fiel a su estilo y con Messi cerrando el marcador con un gol con su sello. Fin del debate sobre él.