Eduardo Camavinga llega al Real Madrid con dieciocho años y tras dos temporadas como estrella adolescente en el fútbol francés. En el Rennes, con el diez a la espalda, se ha convertido en un medio centro de referencia, con presencia en todo el centro del campo y con unas virtudes que asustan a su edad: conducción, cambio de ritmo, pase e inteligencia en el ritmo del juego. Pero también ha vivido un último año algo más gris, en el que su posición en el esquema del equipo no estaba clara y en el que no ha dado el paso adelante que se intuía; de haberlo dado, hoy sería ya un referente en la selección francesa.
Un veterano de 18 años
En septiembre de 2019 Camavinga deslumbró a la Ligue1 con un partido primoroso ante el PSG de Neymar y Di María. Tenía 16 años y gobernó el partido como quiso hasta conseguir la victoria. Una asistencia y un acierto en el pase del 96% despertaron al mundo y lo colocaron como una de las grandes promesas dl fútbol europeo. Aquello tuvo su continuidad y con 17 ya era un titular indiscutible en el Rennes.
Primeras dudas
Pasó la primera temporada y le llegó la oportunidad en la selección, en la de Francia, porque en 2019 había obtenido el pasaporte francés después de años en el país, -nació en Angola-. Se lo esperaba como el complemento perfecto para Pogba y Kante, para cerrar un mediocampo imparable en la Eurocopa. Pero el diez del Rennes –acababa de hacerse con ese dorsal- se encontró con sus primeras dificultades. Su última temporada ha sido más bien gris, hasta el punto de perder la titularidad en varios partidos.
Su posición en el campo
Lo más discutido de Camavinga no es su talento o su capacidad para dar el salto a un grande, sino su rol específico en el campo. En el Rennes juega más de volante que de medio centro, algo escorado a la izquierda para aprovechar su perfil zurdo. Su exuberancia física le permiten abarcar un enorme espacio de terreno y su instinto organizativo –extraño a su edad- le hacen participar constantemente en el juego de su equipo. Pero siempre se ha sentido cómodo con un medio más defensivo a su lado.
Comparaciones
Su zurda, su altura y su zancada le han llevado a comparar con Fernando Redondo. Quizás pueda llegar tan lejos, pero de momento su juego se asemeja más a un Davids con gran toque o un Matuidi más controlado, con mucha carrera y mucho pase, y quizás descuidando las facetas defensivas en el último año. Pero Camavinga tiene 18 años y sus condiciones pueden llevarle al puesto de pivote, como ha pasado con tantos otros como Casemiro, y pueden hacerle dar un último paso, gobernar el mediocampo de un equipo grande y convertirse en lo que se esperaba de Pogba. Aún hay que pulir el diamante.