La onubense cerró del mejor modo posible una semana donde aparcó todas las dudas que había dejado en su vuelta a las pistas en Vietnam y derrotando a rivales de mucha entidad como la actual subcampeona del mundo, la japonesa Nozomi Okuhara, o, en la final, a la taiwanesa Tai Tzu Ying, exnúmero uno del mundo.
Y además, la actual campeona olímpica demostró que su fuerza mental, la que le había fallado la semana anterior, es una de las claves de sus éxitos, ya que levantó un trofeo un año después, justo en el mismo escenario, tras remontar a sus rivales en sus tres últimos partidos. Tzu Ying, que se había impuesto a la andaluza en sus últimos seis duelos, tampoco pudo frenarla, cayendo por 21-14, 17-21 y 18-21 después de más de una hora de partido.
Como en sus anteriores encuentros, a la española le costó más entrar y fue a remolque. La asiática llevó la iniciativa y consiguió despegarse en la mitad del primer set (14-8), una ventaja que la triple campeona del mundo no pudo ya recortar.
Las cosas no mejoraron al comienzo de la segunda manga para la pupila de Fernando Rivas, de nuevo dominada por la segunda cabeza de serie y número cuatro del mundo, que se puso con un peligroso 12-8. Sin embargo, ahí llegó la reacción de la española, que empezó a imponer su juego para equilibrar el partido primero y luego llevarse a un tercer y decisivo set.
La taiwanesa fue por delante en el marcador al inicio, pero Marín no se puso nerviosa y poco a poco retomó el mando, abriendo una brecha importante (19-13) que acertó a sujetar pese a los intentos finales de su rival.
Esta envió fuera su último golpe y la onubense se derrumbó en la pista entre lágrimas sabedora de la importancia de volver a ganar ocho meses después de haberse roto el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha.