En una final desequilibrada, Gatlin llegó segundo con un crono de 9.89 y el canadiense Andre de Grasse logró la medalla de bronce con 9.90, récord personal.
Coleman, que ya era el rey del esprint en pista cubierta (campeón y plusmarquista mundial de 60 metros), extendió sus dominios al aire libre en la final con menos espectadores de la historia, con apenas 10.000 en las gradas.