Los Juegos Paralímpicos dejan cientos de historias que pueden servir de espejo o inspiración. Personas que han llegado a lo más alto en su ámbito profesional se han servido del ejemplo de estos deportistas. Es el caso del entrenador de fútbol Jurgen Klopp que conoce de cerca la vida del siete veces medallista paralímpico Wojtek Czyz.
Ambos se conocieron después de una terrible lesión que sufrió el deportista. Czyz, era un joven futbolista de gran talento, estaba a pocos días de firmar su primer contrato profesional con el Fortuna Koln de Colonia (Alemania) en 2001, cuando sufrió una lesión de rodilla que le obligó a amputarle la parte inferior de la pierna izquierda. Aquel momento coincidió con la retira como jugador de Klopp y empezaron su amistad.
Su historia es peculiar porque ahora compite en bádminton pero sus medallas las consiguió como velocista y en salto de longitud en Atenas 2004 con la camiseta alemana. Comenzó su carrera su nuevo deporte en 2021 y espera inspirar a personas que puedan verse reflejadas en su situación: "Quiero apoyar a una nueva generación en Nueva Zelanda y Oceanía, mostrándoles que es posible comenzar algo desde cero y lograrlo, si tienes pasión por el deporte".
"Empecé desde cero. Deberías haberme visto hace dos años. La gente se preguntaba: '¿Qué diablos está haciendo este tipo?'. Ahora estoy en un escenario con los mejores jugadores del mundo como el primer representante de Nueva Zelanda en bádminton adaptado. Me siento increíblemente orgulloso", añade.
Su gran viaje
En todo este tiempo se apartó momentáneamente del deporte. Y se acercó a Nueva Zelanda en una travesía que le cambió la vida. Junto a su mujer compró un catamarán y navegaron durante cinco años para ayudar a personas con amputaciones que viven en islas remotas: "Nuestro objetivo era proporcionar prótesis modernas y de uso diario a personas que no las tenían. La mayoría de las personas esperaban volver a una vida en la que pudieran alimentar a su familia", explica. Y no solo eso, construían esas prótesis, les enseñaban a andar con ellas y les preparaban físicamente para minimizar sus dolores.
"Una vez que llegamos en nuestro barco, llevamos en avión a un técnico que vivió con nosotros en el barco durante tres semanas y construyó las prótesis, mientras yo enseñaba a los pacientes a caminar y mi esposa les daba educación física. También llevamos a bordo a una persona local para que les enseñara qué pasaría si se rompiera una prótesis y cómo repararla.
"Durante cinco años, nos sentimos felices de poder proporcionar prótesis a 90 pacientes y cambiarles la vida. Empezamos en Alemania y llegamos a Nueva Zelanda", relata. En el final de su viaje encontró que mucha gente le comentaba que su camino en el deporte había sido más fácil por haberlo hecho en Alemania, un país con más facilidades para las personas amputadas. En ese momento decidió marcarse su nuevo reto. Llegar a defender la bandera de Nueva Zelanda en una nueva disciplina en unos Juegos Paralímpicos.
"Lo que empezó como una idea divertida se convirtió rápidamente en algo serio, porque vi la oportunidad de llegar (a los Juegos Paralímpicos). Hace dos años y medio, me convertí en jugador profesional de bádminton.
Y lo ha conseguido. Sabe que no es de los favoritos por ser un recién llegado, Por eso se toma estos Juegos de otra forma: "Estoy disfrutando y me aseguraré de que todos los espectadores vean que lucharé por cada punto y dejaré mi corazón en la cancha. No será fácil para los muchachos jugar contra mí. Todo es posible".
Y está deseando ver a Klopp en las gradas del La Chapelle Arena: "Estoy muy feliz de verlo. Hablamos mucho sobre los Juegos Paralímpicos. Es un gran fanático de ellos, de ver lo que la gente puede lograr y lo dura que es la competención aquí. Disfrutará mucho y espero poder ofrecerle un buen espectáculo".