Desiree Vila preparaba el Campeonato de Europa de Gimnasia Acrobática de 2015 cuando una lesión cambió su carrera deportiva; y su vida. Cuatro años después debutó en el Campeonato Mundial de paratletismo en Dubai, terminando octava en el salto de longitud femenino T63 y novena en los 100 metros.
Desirée estaba entregada a la gimnasia. Entrenaba varias horas al día. En un entrenamiento, el 26 de febrero de 2015, sufrió una fractura de tibia y peroné. El tratamiento se complicó. Un juzgado determinó posteriormente que se produjo una negligencia médica que derivó en la amputación de su pierna. En ese momento tenía quince años. A raíz de su amputación le surgieron muchas inseguridades de qué sería de su vida. Inseguridades que ya ha superado.
Es muy activa en las redes sociales en las que acumula gran cantidad de seguidores. En ellas muestra su discapacidad sin ningún tipo de tabú y con la absoluta normalidad que siempre debería tener.
'Lo único incurable son las ganas de vivir'. Es el tatuaje que se hizo que define su forma de vivir. Le recuerda los días más complicados tras su lesión. Pero también que ha sido capaz de sobreponerse y poder hacer lo que más le gusta, el deporte.
Porque probó multitud de deportes, pero en el atletismo encontró su disciplina. La adrenalina y subidón que le produce no lo había sentido con ningún otro deporte.
Desirée es un ejemplo para la sociedad y un modelo a seguir, especialmente para aquellos que sufren discapacidad que pueden reflejarse en su espejo y comprobar que 'lo único incurable son las ganas de vivir'.
Debut paralímpico
Desirée ha participado en sus primeros Juegos estrenándose en la disciplina de salto de longitud. Ha finalizado en la sexta plaza obteniendo su primer diploma paralímpico. Y el fin de semana continúa la competición para ella ya que compite en los 100 metros lisos.