Una pelea generalizada en la tribuna del estadio Maracaná hizo que el comienzo del duelo se retrasase media hora. La selección argentina se llegó a retirar a los vestuarios tras desatarse la pelea y ser reprimida por la policía.
Los incidentes comenzaron cuando los altavoces del estadio de Río de Janeiro reproducían el himno argentino y se desató una pelea entre algunos aficionados brasileños y visitantes que se extendió por varios minutos.
Como la policía fue incapaz de contener los ánimos, los jugadores argentinos, con Messi a la cabeza, se dirigieron en grupo hasta la tribuna sur del Maracaná para pedir calma a los aficionados e incluso el Dibu Martínez llegó a enfrentarse a la policía.
Otamendi dio el triunfo a Argentina
En lo meramente deportivo, un gol de Otamendi en el segundo permitió a Argentina terminar el año como líder de las eliminatorias con 15 puntos, dos más que Uruguay. La humillante derrota en el mítico estadio carioca hundió a Brasil al sexto lugar en la clasificación y deja en la cuerda floja al seleccionador interino, Fernando Diniz.
El caldeado ambiente en las tribunas se trasladó a la cancha, con varias jugadas violentas en los primeros minutos y una tarjeta amarilla al minuto 5 para Gabriel Jesús por un golpe en el rostro que dejó sangrando la nariz de De Paul. Poco después Raphinha también vio la amarilla por otra agresión en la cara a De Paul.
En un partido truncado por las faltas, Brasil comenzó a asumir el control con escapadas de Rodrygo por ambos lados, pero fácilmente neutralizadas por una Argentina más interesada en disminuir el ritmo del juego con pases sin profundidad.
Tras el descanso, Brasil volvió con más fuerza y presionó en los primeros minutos. Pero, cuando mejor estaba, bastó el primer avance de Argentina para revertir la situación. En el minuto 62, tras un tiro de esquina, Otamendi saltó más alto que los zagueros brasileños marcar el único gol del partido.