Los ojos del fortín culé brillaban con ilusión, con impaciencia; el Barça se sabía a un paso de una nueva semifinal y podía hacerlo en casa, y no defraudó. Sin embargo, en un guion muy parecido al de la ida, el combinado de Martin Peter Ho consiguió inquietar al campeón de Europa, y las noruegas materializaron la ocasión más clara que tuvieron delante de un Barça que perdonó en exceso.
Los goles de Aitana Bonmatí, Fridolina Rolfö y Patri Guijarro pusieron la brecha a unos cuartos de final en los que el Barça consiguió un 5-2 de global y en el que, pese a que se siguió postulando como el favorito para revalidar el título europeo, también recibió su dosis de sufrimiento.
Giráldez alineó un once algo atípico en un partido donde los aficionados del club noruego se hicieron oír. El equipo de Martin Peter Ho notó sin duda el calor lejos de casa, y no se dejó sorprender ya en los primeros minutos pese a enfrentarse a un Barça superior.
Las azulgranas bailaron en el área rival desde el inicio, y el combinado de Bergen usó sus armas con astucia; de cada contra tras una defensa agresiva, un sueño en el que creyeron. De hecho, fue en una de ellas, como ya había ocurrido en Bergen, que el cuadro noruego recortó distancias en el min.70 de la bota de Tomine Svendheim.
Tras el gol, valientes, incluso cogieron carrerilla, pero el Barça sentenció definitivamente a dos minutos del tiempo reglamentario, con una Patri Guijarro anotó un gol que pudo rematar sola y a bocajarro y que, como no, provino de de Bonmatí pero se coció en Hansen.
Hasta entonces, el mérito de la guardameta Mikalsen había salvado a su equipo del primer golpe, pero esta no puedo evitar lo que estaba escrito y los goles acabaron cayendo por el propio peso de las ocasiones.
El Barça se había gustado y triangulado a placer, pero una Caroline Graham estelar fue la que atrajo todos los focos. Putellas y Bonmatí le siguieron los pasos, y fue la última la encargada de abrir la lata. En el min.24, la Balón de Oro recibió en el vértice, se giró, amagó y batió al segundo palo con la tranquilidad del que lo hace por costumbre; ahí había empezado la sentencia de una emocionante eliminatoria.
Graham se doctoró en el área rival a cada balón que tocó, y aunque su equipo perdonó más de lo que reflejó el resultado, el fútbol le hizo justicia a un Barça que se fue al descanso con ventaja por la mínima, pero que pronto cogió distancia: en el min.56, Rolfö solo tuvo que empujar el esférico, servido por la ‘10’.
