El Barcelona ha ganado al Granada por 1-0 en un mal partido en el que los azulgranas pasaron agonía para tumbar por la mínima al colista de la competición, con una actitud demasiado relajada que llevó al equipo a no acertar ante Ochoa en una mala noche para el tridente.
Por detrás viene el Manchester City de Pep Guardiola y el Sevilla en el Sánchez-Pizjuán, y el Barça pareció jugar, por mucho que se niegue, pensando en ello. La relajación y el ritmo que imprimieron al partido parecía indicarlo, cuanto menos.
El gol de Rafinha, de volea dentro del área, salvó el partido y los tres puntos para seguir asediando al líder Real Madrid. Un único gol por lo errático que estuvo el tridente, sobre todo un Luis Suárez que fue de entre los tres de arriba quien más ocasiones tuvo.
Pese a ofrecer la Bota de Oro a la afición antes del partido, trofeo que le acredita como máximo goleador de la pasada temporada, no tuvo el gol que atesora y falló además una acción clarísima. Neymar, que apenas apareció, también falló un tanto cantado, aunque Rafinha le salvó la papeleta a continuación.
Y volvió a aparecer Rafinha
Tras una primera parte para olvidar, con solo dos disparos a puerta, el Barça salió diferente, con más ritmo. Y cuando parecía que el Barça volvía a desaprovechar una ocasión clara al errar Neymar el gol, con su disparo al palo, apareció Rafinha casi desde el suelo para levantarse y marcar de volea, batiendo a un Ochoa perdido entre tanto rebote.
El centrocampista, que recibió el alta médica, se erige como el goleador en la recámara por detrás del tridente, con cinco goles de seis disparos a puerta. Y esa efectividad de Rafinha salvó los muebles y evitó otro pinchazo en casa, como los vividos ante el Atlético de Madrid y, sobre todo, con la derrota ante el Alavés por 1-2.
La MSN no acertó ante el Granada
Ni Messi atinó, y envió una vaselina de las que suele meter en la red a las nubes. Apáticos, blandos, faltos de ritmos, no le sentó bien al Barça medirse a un Granada replegado atrás, con un 4-5-1 cerradísimo, que renunció a irse arriba incluso perdiendo.
El Barça tuvo otras dos ocasiones claras, la más clara tras la del gol. Primero, tras una gran jugada de Sergi Roberto, que recuperó el balón en campo propio y voló por la banda derecha, Neymar hizo un mal control y remató forzado, disparo que Ochoa desvió a córner. Providencial el guardameta mexicano pues, pese a no ser un remate cómodo el del brasileño, iba a gol.
Luego Luis Suárez remató a placer pero Ochoa, que se había quedado quieto, se topó con el balón. Los de Lucas Alcaraz se limitaron a buscar alguna contra en velocidad, o incluso a esperar que el Barça les abriera la puerta tras alguna pérdida, que pocas tuvieron los de Luis Enrique.
Además, Kravets y a posterior Boga caían en fuera de juego a menudo, salvo en una acción en la que el propio Boga desistió de mirar a Kravets a su derecha y optó por la jugada individual, que acabó en córner. Ni un disparo a puerta de un Granada sin gol porque no lo buscó. Sin puntuar porque no tuvo ocasión de hacerlo, por lo que seguirá colista y buscándose a sí mismo.