El nuevo proyecto del gigante portugués tiene a su estrella en el banquillo. Jorge Jesús afronta desde la pasada temporada su segunda etapa en el club de Da Luz y este debería ser el año de su despegue. De hecho, las águilas reciben al Barça con un pleno de victorias en el campeonato nacional y con la moral muy alta. El técnico portugués ha cambiado el esquema y ha lanzado al tridente formado por Rafa Silva, Miranchuk y Darwin Núñez, que es la sensación de la Primeira Liga. La historia reciente dice que el Benfica es capaz de lo mejor y de lo peor, así que el Barça no debe subestimalo.
Estilo: velocidad y presión
El Benfica es un equipo ofensivo por obligación histórica y además su entrenador no quiere jugar a otra cosa. Con tres defensas atrás muy experimentados, dos carrileros y tres delanteros, las opciones portuguesas siempre pasan por dominar y ahogar al rival en su propio campo, algo que a veces paga contra equipos más fuertes. El Barça tendrá sus oportunidades porque el Benfica no cerrará las puertas, sino que preferirá un partido endiabladamente rápido donde sus extremos puedan hacer más daño.
Estrella: el entrenador
En un equipo con veteranos como Otamendi o Vertonghen, con tres delanteros jóvenes y un mediocampo criado en las grandes ligas, el líder del equipo se sienta en el banquillo. Jorge Jesús es todo un personaje en el país luso; hace años dejó plantado al club por discrepancias con la directiva, se marchó al vecino Sporting y le hizo campeón de copa y supercopa; después viajó a Brasil para coronar al Flamengo campeón de liga y Libertadores, y ha vuelto ahora como el gurú que debe reverdecer los laureles benfiquistas. Su gran carácter le hacen líder del equipo sin discusión y lo bueno o malo que logre el equipo irán a su curriculum.
Debilidad: mediocampo
No es que Weigl y Joao Mario formen una mala pareje en el centro del campo; ambos llegaron desde las grandes ligas y conocen el oficio, pero a menudo el equipo se olvida de que dos mediocentros necesitan ayudas. El Benfica es un grande y a menudo su estilo directo le hace perder el control de los partidos, algo que el Barça tendrá que aprovechar para templar el ritmo. Además, contra el Dinamo en la primera jornada el Benfica no supo rematar un partido que merecía ganar y que se fue al limbo con un cero a cero.