La Real Sociedad y el Sevilla empataron sin goles en un encuentro en el que el excesivo respeto que se profesaron se saldó con un juego de calidad pero sin apenas ocasiones, salvo el penalti fallado por Mikel Oyarzabal, que pudo haber cambiado el signo de un choque bonito en el primer periodo y pesado en el segundo.
Dos equipos que hacen del fútbol ofensivo su principal apuesta y que la pasada temporada secundaron a los tres grandes presupuestos de LaLiga como cuarto y quinto clasificados permitían augurar un encuentro vibrante y sin concesiones, anticipo que se cumplió cuando Mateu Lahoz dio el pitido inicial, con ambos buscando la portería contraria y el noruego Sorloth y Erik Lamela generando las primeras inquietudes al rival.
No abundaron las ocasiones de gol porque Sevilla y Real están muy sólidos en defensa y, curiosamente, el mayor susto para los locales llegó en un error de Merino al jugar la pelota con Remiro dentro del área txuri urdin, frivolidad saldada sin mayores costas para el conjunto de Imanol Alguacil.
Bono sostiene al Sevilla
Todo pudo cambiar mediado el primer tiempo cuando el Sevilla no defendió bien una jugada en su área con Sorloth de protagonista, el balón tocó la mano de Diego Carlos, el árbitro tuvo que acudir a la revisión VAR y concedió un penalti, que, contra pronóstico, falló Mikel Oyarzabal tras la parada de Bono.
Lopetegui no estaba conforme con lo que veía y movió el banquillo al inicio del segundo tiempo, al quitar a Rakitic y Lamela para buscar una mordiente de la que su equipo había carecido en los 45 primeros minutos. Sin embargo, la Real seguía muy bien asentada y no dejaba a los andaluces acercarse con peligro a la portería de Remiro, a pesar de que los sevillistas dieron un paso adelante con los cambios. Oyarzabal, por sorpresa, sería también sustituido en el cuadro blanquiazul y así, sin sus dos máximos goleadores (antes se había ido lesionado Isak), afrontaba la Real el último tercio de encuentro en el que parecía ceder terreno en favor de un Sevilla que comenzaba a ir a por el partido pero con el hándicap de no generar ocasiones de peligro hasta el momento.
El Sevilla intentó estirarse en el tramo final viendo que la Real estaba cansada y daba por bueno un empate que estuvo a punto de escapársele al conjunto txuri urdin cuando a cinco minutos del final una galopada de Rafa Mir llevó el mayor peligro de todo el encuentro, pero sería abortado por Remiro en su única intervención comprometida.