Íker Casillas vuelve a su Casa Blanca por Navidad. Desde hacía unos meses era un secreto a voces, y hoy, 22 de Diciembre, ya es una realidad.
El único madridista que ha levantado 1 Mundial y 2 Eurocopas, regresa al club de las 23 Copas de Europa (como tanto le gusta decir a Florentino Pérez) como adjunto al Director General de la Fundación Real Madrid.
El cargo es lo de menos, lo importante es que el Madrid recupera a una de sus grandes leyendas. Un club del que nunca debió salir de la triste e inmerecida forma que lo hizo, solo y desamparado, después de 25 años de impecable y triunfal servicio a la causa blanca.
Conozco muchos madridistas pero pocos como Casillas, un "vikingo" de vocación, devoción y confesión. Públicamente se cierra una herida, porque privadamente hacía tiempo que las distancias y rencillas entre Íker y Florentino se habían solucionado.
Cinco años y medio después de su marcha al Porto, el madridismo está de enhorabuena, uno de los suyos vuelve a casa. Pero Iker no es uno más, es el mejor portero de la historia del fútbol. Un madridista de cuerpo, corazón y alma.
Ahora queda pendiente ese homenaje del Santiago Bernabéu que no tuvo. Y entonces sí, como dice el himno del Madrid "las mocitas madrileñas irán alegres y risueñas" a ver a Íker de nuevo en Chamartín.