El Athletic de Marcelino es un equipo físico, incómodo para sus rivales. Presiona y defiende bien. El Celta nunca estuvo cómodo, pese a que Renato Tapia firmó su enésima exhibición. A Iago Aspas le falta la chispa que tenía antes de caer lesionado, y eso su equipo también lo acusa. Fue un partido táctico, de alto ritmo, de los habituales del Athletic desde la llegada del técnico asturiano a su banquillo. El Celta tuvo más el balón pero casi no generó peligro, todo lo contrario que los leones, que llegaron poco pero siempre amenazando a Iván Villar.
Con una sensacional volea de Villalibre (min.3) y en un rápido contraataque que inició y finalizó Berenguer (min.29), el Athletic asustó al Celta, que abusó del pase en corte y careció de profundidad por las bandas. Sólo Santi Mina, con un remate forzado tras un contragolpe y con un remate de cabeza, se acercó al gol. Fue un querer y no poder de los celestes, que no arriesgaron en la salida para evitar pérdidas en la zona de construcción. A Denis le costó entrar en juego, y Aspas se perdió entre los centrales rojiblancos. El Athletic esperaba para golpear al contraataque. Amenazó con varios centros laterales, poco más.
Empujado por el pulmón de Tapia, incansable durante todo el duelo en la recuperación, el Celta buscó el triunfo en la recta final, y casi lo encuentra con un disparo desde la frontal de Aspas -min.83- que se fue rozando el poste tras tocar en un defensor.