Celta de Vigo y Girona empataron este martes a un gol en Balaídos, un resultado que impide al equipo gallego sellar su permanencia en LaLiga y aleja, a la espera de lo que haga el Athletic, al conjunto catalán de la séptima plaza que puede dar un billete para la Liga Conferencia.
El Celta se adelantó, disfrutó de las mejores ocasiones de gol, pero cerca estuvo de revivir el calvario de su último partido en Balaídos ante el Valencia, cuando encajó el tanto de la derrota en el último suspiro. Esta noche lo evitó Iván Villar con una espectacular parada al disparo de Joel Roca.
En la primera de las tres finales por la permanencia, y a pesar de no poder contar finalmente con Iago Aspas, el Celta salió a morder. El equipo de Carlos Carvalhal fue ambicioso en su plan de partido. El portugués apostó de inicio por el joven Miguel Rodríguez, y el canterano ofreció muy buenos minutos.
El Celta dominó al Girona, al que en el primer tiempo le faltó atrevimiento para medir la ansiedad de su rival. El peruano Renato Tapia mandó en la zona de creación, y Miguel mostró en la banda por qué es una de las mayores promesas de la factoría de A Madroa.
Suyo fue el centro que cerca estuvo de aprovechar Gabri Veiga para abrir el marcador. Al internacional sub21, por el que suspiran los grandes de Europa, le faltaron un par de centímetros para conectar con el balón con el portero argentino Gazzaniga ya superado.
Esa jugada y un disparo de Óscar Rodríguez fueron las únicas ocasiones hasta que Carles Pérez tranquilizó al celtismo con su gol al filo del descanso. En la construcción del juego del Girona, el ucraniano Tsygankov se durmió al recibir de espaldas y Javi Galán le robó la pelota para armar un rápido contraataque. Conectó con Carles Pérez, y éste armó rápido su pierna para, tras tocar en Oriol Romeu, superar a Gazzaniga.
Carvalhal respiró en el banquillo celeste, pero no demasiado porque un par de minutos después Iván Villar evitó el empate con una gran estirada al disparo de Artero, que había sustituido poco antes al lesionado Iván Martín.
El guión del choque cambió tras el paso por los vestuarios. El Girona adelantó sus líneas y el Celta se sintió mucho más agobiado. Los de Míchel Sánchez apretaron mucho más arriba, y los centrocampistas celestes ya no entraban en juego con tanta facilidad.
Pero uno de los mayores problemas del Celta es que en cada partido suele realizar un regalo a sus rivales. Ante el Girona no fue una excepción. Javi Galán cometió un penalti infantil sobre Tsygankov que Mateu Lahoz señaló.
El portero Iván Villar, otra vez el mejor de su equipo, detuvo el lanzamiento del Stuani, pero el colegiado mandó repetir el lanzamiento porque Unai Núñez había entrado antes de tiempo en el área. El delantero uruguayo no falló en su segundo intento.
El gol catalán no arrugó al Celta, que se lanzó a por el empate. Volvió a meter en campo propio al Girona, y disfrutó de hasta tres ocasiones para volver a ponerse por delante. Dos en las botas de Larsen, la segunda muy clara. Pero el delantero noruego no es Iago Aspas, y en el mano a mano con Gazzaniga estrelló su remate contra el cuerpo del portero.
Antes de eso él mismo había amenazado con un tiro cruzado y Carles Pérez con un buen golpeo. También el Girona tuvo su ocasión con un tiro de Yangel Herrera. El marcador no se movía, y ambos entrenadores buscaron frescura en ataque. Aspas, que había sido duda hasta última hora, entró a falta de diez minutos con Seferovic; Joel Roca y Castellanos unos minutos antes. Y en el minuto 95, Joel Roca enmudeció Balaídos con un gran golpeo que sola una espectacular mano de Iván Villar evitó que acabara en gol.