Si nos dicen que uno de los partidos del año lo íbamos a vivir un 14 de agosto, podríamos haber pensado que podría ser un partido de de Supercopa, o que el inicio de LaLiga podría haberse adelantado y el sorteo habría deparado un bombazo... Pero nunca hubiéramos pensado que un partido de tanta trascendencia, Barcelona - Bayern de la Champions League, podría jugarse en una fecha en la que el fútbol suele estar arrancando la temporada.
El Barcelona no ha tenido su mejor año, al equipo le ha faltado chispa, algo más para haber luchado la Liga. Messi ha estado demasiado solo, y casi con eso le vale para alzarse con el campeonato doméstico. Pero esto es otra cosa. El año puede maquillarse, y de qué manera. Y un jugador no puedo hacerlo todo solo, pero a tres partidos, y a poco que el Barcelona recupere sensaciones, todo podía pasar. Pero lo que podía ser una reivindicación, se convirtió en una pesadilla.
El partido empezó de la peor manera posible. El Barcelona avisó a los dos minutos. Un pase de Sergi Roberto buscaba a Luis Suárez, que solo tenía que empujarla, pero llegó la zaga en el último momento y sacó el balón. A la siguiente jugada fue el Bayern quien golpeó. Jugada por la izquierda, balón que le llega a Muller en la frontal, pared con Lewandowski, y para adentro.
El partido iba a ser una locura. El Barcelona ya había visto cómo hacer daño al Bayern, y se alió con la fortuna. A los seis minutos, jugada al espacio de Jordi Alba con el campo abierto, y cuando la puso para Suárez, Alaba cortó el balón, pero le rechace se fue para adentro pese a la estirada de Neuer.
Ahí no acababa la locura de los primeros diez minutos. El Bayern se quedó tocado unos pocos minutos, y el Barcelona pudo aprovecharlo. Primero Suárez con un mano a mano, de los que no suele fallar, pero se topó con el portero germano. Un minuto después, un lanzamiento de Messi de falta por la derecha se quedó sin rematador y se fue al poste con Neuer vendido.
El partido no tenía tregua,. Los alemanes se querían reponer y qué mejor manera que atacando como saben. Primero forzó un córner, y después Lewandowski remató una bolea a centro desde la banda izquierda. Se fue arriba.
El partido tomó una pequeña tregua, pero se palpaba el peligro en cada jugada. Y el Bayern volvió a golpear. Semedo le dejó un balón complicado a Sergi Roberto en la salida de balón, que controló mal. Robó el Bayerm, balón a Perisic en la frontal del área desde la izquierda, y zurdazo para dentro. Tocó en Jordi Alba, luego en Ter Stegen, luego en el larguero, y acabó dentro de la portería.
Y volvió la locura. El Barcelona quiso levantarse, pero ya estaba tocado. Piqué la tuvo de cabeza, pero se fue desviado. Pero el Bayern estaba machacando a su rival. De nuevo Perisic hizo lucirse a Ter Stegen, pero de poco sirvió. Gnabry hizo el tercero tras una nueva pared a la espalda de Lenglet. Su disparo raso fue imparable.
El Barcelona se quedó en la lona. Era un muñeco en las manos de los alemanes. Apenas dos minutos después, en el 28, Lewandowski falló un mano a mano a mono, y un minuto después Muller hizo el cuarto de cabeza a pase de Kimmich. Y solo iban 30 minutos de partido.
El partido ya sí que dio tregua, el Bayern bajó el ritmo, pero en ningún momento dejó de hacer su fútbol. Con el partido controlado y con el resultado a favor, pasaron los minutos hasta el descanso sin que pasara nada.
El Barcelona no tiró la toalla. La segunda parte tenía un guión parecido al de los últimos quince minutos de la primera parte, con un Bayern llevando el peso del partido, pero con una marcha menos. Eso lo pagó a los diez minutos. Messi cogió la pelota en el medio del campo, levantó la cabeza y se la puso a Jordi Alba, que jugó con Suárez. El uruguayo, con espacios, amagó el tiro en la frontal del área para quedarse solo ante Neuer. Se la cruzó con la zurda y marcó el gol que daba algo de esperanza al equipo.
Poco le duró la esperanza. Apenas 8 minutos. Jugadon de Davies, que rompió a Semedo por la banda izquierda. Avanzó pegado a la línea de fondo, y cuando llegó casi a la altura de Ter Stegen, regalo atrás a Kimmich para hacer el quinto.
Faltaba por llegar el de Lewandoski. Y llegó a falta de diez minutos para el final de cabeza. Y por si fuera poco, Coutinho salió al campo y marcó el séptimo y el octavo con un Barcelona que ya no estaba en e campo, para poner la puntilla y dejar humillado a su rival.
El Barcelona cae humillado de la Liga de Campeones, con una derrota histórica y sonrojante, que puede tener consecuencias graves en el club. El Bayern, claro candidato a llevarse la Champions League.
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