San Paolo no defraudó, tal y como se esperaba. La afición del Nápoles recibió a su equipo con un ambiente inmejorable y los suyos no les defraudaron. Los de Sarri salieron de manera valiente y no tardaron en acechar al Real Madrid.
El Nápoles se convirtió en dueño y señor del partido, exceptuando ocasiones aisladas de Cristiano o Bale, el más incisivo de los de Zidane. Los locales siguieron a lo suyo, avanzando metros, hasta encontrar el premio en el minuto 24. Hamsik metió un gran pase entre línea a Mertens y el belga no perdonó para poner el 1-0 en San Paolo.
El Madrid no encontró soluciones en toda la primera mitad. Un palo de Cristiano fue la ocasión más clara para los blancos, que no encontraron camino alguno a la meta de Reina.
Tras el paso por vestuarios, Zidane no cambió nada y el guión se repitió. Pero Ramos lo volvió a hacer. Cuando al Madrid más le hizo falta, el central apareció en dos saques de esquina para poner dos goles decisivos en el camino a Cardiff.
Ramos vuelve a emerger
Primero, en el 51' con un cabezazo limpio y ajustado, y después en el 57' con un testarazo que desvió ligeramente Mertens, pero que acabó entrando en la portería napolitana.
A partir del 1-2, el Nápoles se vino abajo. Los de Sarri acusaron el esfuerzo de la primera mitad y el revés psicológico que supuso el segundo tanto de Ramos.
Mientras San Paolo se fue apagando poco a poco, Zidane introdujo sus cambios y dio frescura al equipo con las entradas de Lucas Vázquez, Isco y Morata, el autor del 1-3 final. Los cambios mantuvieron la serenidad de un Madrid gris que sacó petróleo de San Paolo, con los deberes ya hechos en la ida en el Santiago Bernabéu.