El doble campeón de Europa se llevó un choque de equipos heridos. Los lusos algo menos, aunque tocados por dejar escapar el liderato de liga ante el Benfica. Peor llegaban los romanos, de perder el derbi con la Lazio en una temporada irregular muy lejos de la que llevó a las semifinales de 'Champions' el año pasado.
El futuro de Eusebio di Francesco parece ya sentenciado en la capital romana, después de una despedida de Europa sin pena ni gloria. El Oporto llevó el peso del encuentro y se puso por delante por medio de Tiquinho. De Rossi empató de penalti pero la Roma no generó en ataque y se vio en la prórroga por el 2-1 de Marega. Dzeko apareció en los últimos minutos pero un agarrón estúpido de Florenzi a Fernando fue el penalti que vio Cakir en la pantalla.
La condición de local y el resultado adverso de la ida (2-1) dio un punto más de intensidad al Oporto ya con el pitido inicial. Una insistencia que tuvo la verticalidad especial de Corona, siempre rompiendo en su carrera. No se tradujo en ocasiones, pero borró a la Roma, sin protagonismo ni apenas dos tres pases entre ellos. Los italianos buscaron algo de calma con el balón y el remedio fue peor que la enfermedad.
Y es que ahí también fue decisiva la actitud local, ya que apretó en la presión para robar por medio de Marega, quien llevó la contra al pase de la muerte a Tiquinho. El gol en contra no le fue mal a la Roma, que dejó de especular por momentos y se presentó en ataque con gran resultado en una jugada aislada. Perotti probó el uno contra uno y forzó el penalti de Militão. En un duelo de viejos conocidos, De Rossi batió a Casillas (1-1).La lesión de De Rossi antes del descanso volvió a torcer el gesto de Eusebio Di Francesco.
El Oporto repitió salida potente y a la tercera seguida llegó el 2-1 de Marega, en un centro de Corona. Con la prórroga asegurada entraron las dudas, más si cabe ante un partido largo. El cuadro local bajó pulsaciones y la Roma siguió su pobre perfil en Do Dragao. Las ocasiones de Brahimi y Otávio no le bastaron al Oporto, ante una Roma sin probar a Casillas a pesar del pique de Dzeko con Pepe.
Di Francesco tuvo además que poner parches a las lesiones de Marcano y Pellegrini, de cara a una prórroga en la que además del gigante local Marega nadie parecía tener gasolina. La Roma se guardó algo para el final, con las ocasiones a balón parado y dos claras de Dzeko, una desviada y otra que salvó Pepe cerca del gol. Entonces, Florenzi se olvidó del VAR y regaló el pase al Oporto con un penalti que quizá sentenció a su entrenador.