El Santiago Bernabéu acoge este miércoles (21.00) un duelo entre dos colosos europeos, en el considerado 'clásico' de la Copa de Europa, con ya 27 enfrentamientos a las espaldas. Un encuentro siempre emocionante que tiene como preciado botín la final de la Champions que se disputará el 1 de junio en el Estadio de Wembley. Un objetivo tan valioso como ilusionante al que aspiran dos conjuntos inmersos en contrarios estados de ánimo. Los blancos afrontan el crucial encuentro con el 36º título de LaLiga ya bajo el brazo, conquistado este mismo fin de semana, mientras que para los alemanes, sin opciones ya en la Bundesliga y eliminados a las primeras de cambio en la Copa, es la última opción de no acabar en blanco la temporada once años después.
Sin embargo, el conjunto madridista debe contener ese posible exceso de euforia y confianza para no entrar en el partido con una alta confianza ante un equipo teutón con mucha tradición en una competición que han ganado en seis ocasiones --la última en 2020--. La temporada de los de Carlo Ancelotti ya es de notable alto y ahora buscan poner el broche de oro con la sexta final de Champions en once años, en su torneo fetiche, que siempre actúa como termómetro del estado de ánimo madridista. El 14 veces campeón de Europa, que sumó ante el Cádiz el sábado el trigesimoséptimo triunfo del curso en todas las competiciones (37V, 10E y 2D), se llevó las dos últimas eliminatorias ante los alemanes --en 2017 y 2018--, ahora entrenados por un Thomas Tuchel que fue artífice de la última derrota del Real Madrid como local en Champions, en abril de 2022, en la Champions de la magia de las remontadas.
Un recuerdo que seguro tendrán presente en la plantilla madridista, que estará espoleada este miércoles por el habitual ambiente del Santiago Bernabéu en este tipo de noches europeas. La magia de Chamartín jugará su papel para llevar en volandas a su equipo hacia Wembley, como ya ocurriera con el PSG, el Chelsea o el Manchester City en 2022. El del Bernabéu será el segundo envite del cruce después del 2-2 de al ida en Múnich, un empate seguramente de más valor para el Real Madrid que para el Bayern. Y es que los bávaros asediaron durante los primeros 20 minutos a los madridistas, que sin embargo se pusieron por delante con tanto de 'Vini' en su primer gran acercamiento. Los alemanes arrancaron más enchufados también el regreso del descanso y le dieron la vuelta, encontrando entonces una pólvora mojada en la primera parte, aunque su esfuerzo fue tumbado por otro gol del brasileño de penalti.
Y es que el acierto y la contundencia en las dos áreas parece ser el ingrediente necesario para acercar esa ansiada final por la 'Orejona', en un duelo que también estará marcado por las transiciones. Por ello, y para no sufrir demasiado la verticalidad de los Musiala, Sané y Gnabry --que apunta a suplente en favor del experimentado Müller-- y la fiabilidad de cara a gol de Harry Kane, Ancelotti podría decantarse por incorporar a Tchouameni como pivote, con Nacho Fernández como central. Esto le permitirá guardarse la baza de Camavinga para la segunda mitad, por si necesita agregar más dinamismo y ritmo al partido. Además, decidirse por Tchoaumeni dará al equipo más poso para protegerse de las embestidas del conjunto alemán, que sí contará en esta ocasión en la zaga con De Ligt, en detrimento de un poco acertado en la ida Kim Min-jae.