Un tanto de falta de Cristiano Ronaldo a un minuto del final castigó al Sporting de Portugal de su corazón, que tuvo en su mano el triunfo tras exhibir su potencial en el Santiago Bernabéu y desfigurar a un Real Madrid que acabó remontando con un testarazo de Morata que premió el orgullo (2-1).
Era un estreno trampa. El Sporting tiene más fútbol que nombre, llegaba sin hacer ruido al Santiago Bernabéu en su regreso a la elite del fútbol europeo y sorprendió a aquellos que esperaban una noche plácida de goleada. Bien plantado desde el inicio consiguió dejar sin identidad en el primer acto a un Real Madrid previsible. La presión portuguesa, el gusto por el balón y la buena ocupación de los espacios marcaron el duelo en su nacimiento. Recuperaba Zinedine Zidane la BBC 109 días después, con más de un integrante aún lejos de su mejor tono físico para un duelo de alta intensidad. Sin excusas por el cansancio y con el equipo fresco gracias a las rotaciones, el único argumento que provocó el enfado de la grada fue la falta de fútbol. No hubo reacción blanca en el primer acto tras ver al Sporting salir arriba y provocar el primer susto a los dos minutos con el potente disparo de Bruno César desde la frontal. Se marchó pegado al poste.
Era el tercer partido consecutivo que el Real Madrid no ejerce un dominio aplastante sobre el rival con la posesión. Celta y Osasuna ya dominaron, el Sporting lo repetía pero en esta ocasión tapaba espacios para que los de Zidane no exhibieran su letal contragolpe. El técnico francés siempre invitó a los suyos a tener el balón y desde ahí explotar un estilo vertical. Probablemente vio la peor primera parte desde que se hizo cargo del equipo. Atragantado en el 4-1-4-1 del rival, el Real Madrid vio como el Sporting mostraba argumentos para un premio mayor. Apareció en el costado derecho un jugador que desbordó siempre y explotó su velocidad castigando a Marcelo cuando se decidía a subir. El pulso con Martins era de enjundia y restó de ese arma ofensiva siempre clave para el juego madridista.
Casilla intervenía cuando Martins cogía la espalda de Marcelo y disparaba cruzado. La reacción del Real Madrid no llegaba como equipo, solamente arreones individuales de Bale, pegado a la cal en la derecha, provocaban algún centro sin rematador o uno envenenado que sacó Rui Patricio. El balón parado podía ser una tabla de salvación, pero Bale y Varane perdonaban el remate. Era un partido especial para Cristiano ante el equipo de su corazón, el club que creó una estrella mundial. Víctima del desorden, agravó la incógnita de su estado para disputar varios partidos por semana recién recuperado de su lesión de rodilla. Debe verse lejos de su mejor forma cuando huye de la banda izquierda, se instala en la zona del 9 y provoca que Benzema se pierda en un costado. Como no le llegaban balones, Ronaldo chutaba con violencia desde 40 metros y Rui Patricio enviaba el cañonazo a córner.
Martins se convertía en una pesadilla para Marcelo y los argumentos ofensivos del Real Madrid desaparecían. Benzema bajaba a recibir a zonas tan lejanas de la suya, que una pérdida provocaba el disparo de Silva que paraba Casilla. El justo premio para el Sporting llegaba nada más nacer el segundo acto. Se esperaba salida en tromba madridista y nada más lejos de la realidad. Una falta de entendimiento entre Ramos y Modric acabó con el balón en la zurda de Bruno César, que con un disparo ajustado al palo superaba la estirada de Casilla.
El Real Madrid conquistó la última edición de la 'Champions' sin encajar un tanto en el Bernabéu, en el primer duelo del nuevo curso lo recibía y nadaba contracorriente. Bruno César volvía a probar a Casilla y Zidane ya meditaba cambios en busca de la reacción. Bale no encontraba puerta en una buena falta en la frontal del área y junto a Benzema eran los elegidos para marcharse del campo. Lucas Vázquez y Morata entraban con tantas ganas que levantan a la afición. Ante la falta de fútbol bien estaba agarrarse al espíritu de lucha. Los cambios de Zidane surgían efecto.
Lucas desbordaba y Morata acariciaba el gol rozando el balón de cabeza al centro de Modric, Carvajal la enganchaba fuera y la tendencia en el último cuarto de hora cambiaba. Sin Martins, sustituido con poco sentido por Jorge Jesús, la amenaza se reducía y el Real Madrid moriría volcado. Así llegaba el remate al poste de Cristiano, solo en el segundo palo, con todo para marcar de zurda. Y el tanto que jamás celebraría. Era el 89 cuando una falta la colocó en la escuadra y salvaba al vigente campeón de un estreno con derrota. Es cuando el Santiago Bernabéu explota su magia. A la heroica, sin darse nunca por vencido, llegó en la última jugada un magnífico centro de James y el remate de rabia contenida de Morata. Rui Patrício intentaba sacar el balón pero nada pudo hacer para evitar el castigo excesivo al Sporting. Su gran imagen se quedó sin premio. El Real Madrid iniciaba el camino al reto imposible, reeditar título de Liga de Campeones, sacando oro de una noche gris.