Jude Bellingham llegó a la cantera del Birmingham City cuando tenía ocho años. Dicen sus padres que lo eligieron por el parecido del club con el apellido del chico. De ahí creció hasta debutar en la copa inglesa con dieciséis años. era centrocampista pero le pusieron de extremo para que no cometiera errores graves. Rindió. En pocas semanas se hizo con un puesto como titular.
Tenía diecisiete cuando los equipos grandes empezaron a llamar a su puerta. El Birmingham lo vendió para salvar sus cuentas y él eligió con la cabeza fría: Dortmund, el último equipo en el que podía tener minutos desde el principio. El club retiró su camiseta con el número 22. Aún no tenía permiso para conducir. En Alemania se hizo un centrocampista total y jugó desde el principio.
Primero de pivote, tocando y elaborando; después como llegador y pronto como capitán y líder del centro del campo, además de once goles y una grada borusser entregada al prodigio inglés. No ha cumplido veinte años y ya es un veterano que llega al Madrid en su madurez futbolística. Toda su progresión la ha llevado con la tranquilidad de dar los pasos correctos, y la vida le ha dado la razón, de momento. Estudia sociología en sus ratos libres y vive sin llamar demasiado la atención. Quizás todo esté a punto de cambiar.