Llegaba el Real Madrid al Emirates Stadium envuelto en un mar de dudas por el juego y los resultados de los últimos partidos y no iba a ser el del Arsenal un partido fácil en el que empezar a disiparlas.
Tampoco salió bien la apuesta de Ancelotti de poner a Valverde y Alaba de laterales. El austriaco, especialmente, sufrió mucho ante Saka, y tuvo que ser ayudado continuamente por Bellingham, que no podía estar en todas partes. En el centro del campo, ante la baja por sanción de Tchouaméni, el técnico italiano apostó por Camavinga y Modric.
El Madrid lo intentó, pero sus hombres de ataque no estuvieron tampoco muy inspirados. Solo Bellingham, que podía aparecer poco porque tenía que estar continuamente ayudando a Alaba, estuvo fino cuando asomó por la zona de peligro.
Vinicius estuvo errático en casi todos los balones que tocó, Mbappé tampoco acertó y Rodrygo estuvo desaparecido. La única clara de la primera parte para el Madrid la tuvo el francés en un buen desmarque tras un gran pase de Bellingham, pero su disparo lo detuvo David Raya.
Tuvo una clara también el Arsenal en los minutos finales de la primera mitad con un remate de cabeza de Rice que detuvo Courtois con una gran estirada. La gloria para el inglés estaría reservada para la segunda parte, en la que marcó dos golazos de falta para delirio de la grada gunner.
El primero llegó tras una falta de Alaba sobre Saka que el inglés metió con rosca por el lado de la barrera y la segunda en una auténtica obra de arte con un zapatazo, también de falta, a la escuadra de Courtois ante la que nada pudo hacer el belga.
Entre ambos goles pudo hacer otro el Arsenal con dos clarísimas ocasiones en las que Courtois hizo dos grandes paradas y Alaba y Bellingham sacaron otros dos balones bajo los palos.
La puntilla la puso Mikel Merino a falta de quince minutos para el final con un disparo desde la frontal pegado al poste de la portería de Courtois al que no llegó el belga.
Aún quedó por ver la expulsión de Camavinga en el tiempo de descuento por una doble amarilla. El francés ya estaba fuera de la vuelta tras la primera tarjeta por estar apercibido.
Ese gol terminó de hundir a un Real Madrid que necesitará un milagro la próxima semana en el Santiago Bernabéu para soñar con el pase a semifinales.