El Celta de Vigo tendrá que remontar en Ucrania para alcanzar los octavos de final de la Liga Europa después de perder en su estadio por 0-1 ante el Shakhtar Donetsk, en un partido en el que le faltó pegada y pagó muy caro un error en la primera parte que explotó, para culminar un veloz contragolpe, el argentino Gustavo Blanco, el refuerzo invernal de los ucranianos.
Sacó Eduardo Berizzo su versión más ofensiva en el equipo titular, con Guidetti como delantero centro, y en banda Bongonda y Aspas, aunque éste con más libertad de movimientos.
El Celta marcó el ritmo en la primera parte. Sin asumir demasiados riesgos en el centro del campo, precavido ante la posibilidad del temido contragolpe del Shakhtar, el conjunto gallego tuvo la posesión: mucho orden, algún miedo a la aparición de errores y pocas oportunidades. Solo tuvo una el Celta, clara: una pared entre Guidetti y Bongonda que finalizó con un lanzamiento muy alto del jugador belga a cinco metros de la portería.
El Shakhtar, bien posicionado, estaba cómodo. Buscó el fallo del Celta para explotar su velocidad en ataque. Y ese fallo apareció en el minuto 26: Jonny resbaló en el centro del campo y eso facilitó el contragolpe del Shakhtar, rápido, guiado por el brasileño Marlos y culminado con gol por el argentino Gustavo Blanco. El Celta pagó caro su primer error.
El segundo llegó diez minutos después: una pérdida de Tucu Hernández y una contra para que Fred se plantase solo ante Sergio, que evitó un nuevo tanto.
No tuvo el Celta pegada arriba. Desde el gol visitante, solo generó algunas aproximaciones sin mucho peligro, inocentes en el remate: un cabezazo de Roncaglia en una falta (min. 33), una balón al área que no remató Aspas (min. 35) o un tiro alto de falta de Wass (min. 41).
El Shakhtar se apoderó del inicio del segundo tiempo. Exhibió su experiencia, su velocidad. Dos avisos en diez minutos: un tiro alto de Taison (min. 53) y un centro peligroso de Kovalenko (min. 54). Sus transiciones fueron ciclones. Un ejemplo: pocos segundos después de que Tucu Hernández pidiese penalti por empujón de Ismaily en un salto, el equipo ucraniano contraatacó y se acercó al área gallega con seis jugadores contra tres defensas celestes.
El Celta convivió hasta el final con el miedo a los contragolpes del Shakhtar. Berizzo metió a Sisto por Bongonda; a Jozabed por Radoja. Poco cambió. El equipo vigués perdió la batalla del centro del campo, en donde apenas generó juego.
Sólo acciones aisladas para asociarse con los delanteros: las únicas fueron un balón colgado al área que acabó con un tiro alto de Cabral (min. 52) y un balón largo a Guidetti, que pidió penalti por empujón de Rakitskiy