De la resaca de la Copa ha quedado también la polémica con Vinicus, ayer lo discutimos en Radioestadio Noche. Si Vinicius protesta después de recibir una falta, es problema de Vinicius. Si Vinicius contesta a un aficionado que le insulta, el problema es de Vinicius. Si Vini protesta a un árbitro, el problema es de Vini. El problema es de Vini porque puede acabar expulsado, que es lo que muchos querrían ver, por otra parte.
Eso lo saben sus compañeros y por eso intentan frenarle. A nadie se le escapa que le preferirían callado, por evitarse la tarjeta. Pero Vinicius no da una patada ni escupe a nadie ni pega un puñetazo ni hace una declaración polémica. Vinicius contesta a las provocaciones. Y en tal caso, como decía, será un problema para él mismo hacerlo, por el castigo que se pueda llevar.
Pero lecciones de moralina, sobre cuál sería la conducta perfecta… Que si con su actitud mancha la intachable reputación del Real Madrid… ¿Los guardianes del buen nombre del club blanco se sientan en el Camp Nou, Mallorca o Valencia? En fin, moralistas de pacotilla. Porque los que piden buenas conductas a Vinicius son muchos de los que insultan en las gradas. Y los que piden que lo critiquemos, intentan condicionarnos con insultos en las redes. Ese es el nivel.