El Rayo sobrevive al acoso del Celta en un notable ejercicio de resistencia y puede mantenerse por encima de un rival directo en la pelea por alejarse del descenso.
Dominio infructuoso
Carles Pérez pudo desequilibrar el duelo en el último suspiro con un potente disparo que se estrelló en el larguero, cuando el celtismo aún le daba vueltas al gol anulado a Jailson (min.65) y a un penalti reclamado por Aspas en la prolongación.
El Celta dominó desde el inicio, aunque su juego no fue lo suficientemente fluido y preciso como para desarmar a un Rayo muy bien colocado, intenso en la presión y solidario en las ayudas defensivas. Tan solo el noruego Larsen, con un cabezazo en el minuto 36 que se estrelló en un poste, amenazó la igualada del primer tiempo.
Por entonces, Íñigo Pérez ya había perdido a Álvaro García, que cayó lesionado pasado el minuto 10 después de una larga carrera en la que reclamó una falta de Carlos Domínguez al borde del área. La jugada nació de un error de Hugo Sotelo que propició el contraataque del conjunto madrileño.
La valentía que pide Claudio Giráldez a sus jugadores para construir desde atrás conlleva muchos riesgos. El técnico gallego los asume porque es su estilo, el que le llevó a triunfar en el filial.
Pero el Rayo demostró tener bien estudiado al equipo celeste y otro despiste de Starfelt mediado el primer acto hizo sufrir al Celta, que no se arrugó. Continuó asumiendo riesgos, aunque sin generar demasiado peligro. Aspas amenazó con un disparo alto y De Frutos respondió con otro muy centrado, antes de que Larsen estrellara un cabezazo en el poste.
Ambos entrenadores movieron ficha en el descanso. El peruano Renato Tapia sustituyó a Starfelt en el centro de la defensa. Con él, Giráldez buscaba más salida. En el lado contrario, Íñigo Pérez reforzó la defensa con la entrada de Espino por Chavarría, castigado desde el minuto 2 con una tarjeta amarilla.
El Rayo continuó asustando con sus transiciones y generando problemas al equipo celeste con su intensa presión. Eso obligó a Giráldez a buscar más frescura con Carles Pérez y Jailson, que abrió la lata al minuto de saltar al césped después de ganar en el salto a su marcador tras una falta lateral.
Un tanto que el colegiado decidió anular por un ligero empujón de Carlos Domínguez a un defensa rival, desatando el enfado de Balaídos, que mostró su ira con un árbitro que a finales de 2023 ya se había convertido en protagonista en el estadio vigués tras rectificar su decisión de pitar penalti de Navas sobre Douvikas en el tiempo añadido.
Esa jugada aceleró al Celta y De Frutos casi lo aprovechó tras otro contraataque. El Celta se volcó. Douvikas, en dos ocasiones, y Tapia buscaron el gol, antes de que Aspas reclamara penalti de Espino en el tiempo de prolongación. No aflojó el Celta, más necesitado que su rival, y en el último suspiro Carles Pérez se encontró con el larguero.