El sueño del Alavés acabó cuando se topo con la realidad. Y la realidad tiene nombre y apellidos: Lionel Andrés Messi Cuccittini. El argentino gobernó una final más como acostumbra y sentenció como sólo él sabe.
El Alavés hizo lo que debía. Apretó al equipo de Luis Enrique y le buscó a la contra con la velocidad de Deyverson. Poco que reprochar al cuadro vitoriano. Media hora aguantó el planteamiento de Pellegrino, que saltó por los aires con un gol marca de la case de Messi. El argentino dibujó una pared y la colocó ajustada con el interior ante la estirada de Pacheco.
El Alavés no se vino abajo y empató acto seguido por mediación de Theo Hernández. El lateral, que la próxima temporada jugará en el Real Madrid, la clavó de forma espectacular en la escuadra de Cillessen. Los vitorianos se vinieron arriba y creyeron en la proeza, pero el Barcelona tiene dinamita arriba.
Al borde del descanso el Barcelona sentenció en tres minutos, del 45 al 48. Primero en una gran jugada en la que Messi cedió a André Gomes y que remató en posición dudosa Neymar en boca de gol. Y luego puso el 3-1 con una jugada de marciano de Messi que culminó Alcácer con un disparo cruzado.
Ahí murió toda opción de sorpresa para el Alavés y su sueño copero. La segunda parte fue un ejercicio de control de los de Luis Enrique ante un rival que tuvo que abrirse en busca de la remontada.