España debutó con triunfo en la Eurocopa (4-1) ante una Finlandia que le hizo dudar al principio pero a la que acabó doblegando con paciencia y efectividad en el juego aéreo.
Considerado el cuadro español uno de los grandes favoritos a la conquista del título, su debut se esperaba con ansia y se miraba con lupa. Las expectativas, altas, volaron por los aires a los cincuenta segundos, cuando Sällström capturó un pase largo a espalda de las centrales y anotó mediante un tiro cruzado que tocó en un palo antes de entrar.
De todos los guiones posibles ese era quizás el más improbable y por ello a España le costó algunos minutos asimilar el revés. Fueron compases en los que el dominio de la posesión, una constante, no traía consigo claridad en los metros finales.
Bien entrando por banda o combinando al borde del área, las de Jorge Vilda no lograban desmontar a la sólida defensa finlandesa. Únicamente Leila, con un centro-chut que tocó en el larguero, amenazó de verdad. Así las cosas, el balón parado pasó a convertirse en un arma efectiva para España.
Cada saque de esquina, sobre todo los servidos al primer palo, generaba incertidumbre. Y con el noveno, llegó el tanto del empate gracias a un cabezazo inapelable de Irene Paredes en el área pequeña.
El empate supuso un empujón anímico para la Roja, la confirmación de que insistir por el camino que había tomado era la mejor receta para el éxito. A partir de ese momento se vio un juego más coral, un equipo alegre que a base de insistir terminó poniéndose por delante.
Lo hizo al filo del descanso cuando Mapi León se incorporó a zona de tres cuartos y levantó la mirada para servir una entrega medida al punto de penalti que remató por vía aérea Aitana Bonmatí ante la resignación de una guardameta que solo pudo hacer la estatua.
Si la primera acción de la mitad inicial había supuesto un mazazo, la última hizo las veces de redención para la españolas. Caer y levantarse en honor a la lesionada Alexia Putellas, a quien le dedicaron esa segunda diana y que veía el partido en la grada con una camiseta en honor a Virginia Torrecilla, otra de las grandes ausentes en la cita.
Conseguido lo más difícil, la segunda mitad parecía el escenario ideal para disfrutar con la mejor versión de España. Y no decepcionó lo visto pese a la falta de pegada, con mayor presencia ofensiva de las laterales y llegadas desde segunda línea.
Dentro de esa dinámica, Ona Batlle disfrutó de un mano a mano que desvió bien Korpela. No fue la única vez en la que tuvo que intervenir, ya que también se exhibió para desbaratar un cabezazo de Aleixandri.
A España le faltaba, sin embargo, un gol más para evitar sustos. Y de nuevo volvió al auxilio el balón parado al servir Mapi León una falta lateral a la que imprimió potencia y dirección con la testa Lucía García. Tres goles y todos por arriba, una muestra de que no solo del juego a ras de verde vive el equipo español. Caldentey, de penalti con el tiempo cumplido, culminó la faena.
Exhibiendo su idea, en un día en el que los nervios iniciales podían suponer un impedimento para ello, España se estrenó con victoria e hizo los deberes en vísperas de enfrentarse en la fase de grupos a Alemania y Dinamarca, que le exigirán más si cabe.