Un encuentro que acabó con victoria azulgrana (3-1), Cubarsí como MVP y el Barça entre los ocho mejores equipos de Europa cuatro años después. Una noche en la que el Barcelona se convirtió en el primer equipo de la historia en alienar a dos menores de edad en el once titular en una eliminatoria de Champions: Pau Cubarsí (17 años y 50 días) y Lamine Yamal (16 años y 243 días).
Pero centrémonos en Cubarsí, de largo el mejor de los 29 futbolistas que pisaron el césped del Estadio Olímpico Lluís Companys, y que en su estreno en la Liga de Campeones se comió literalmente el nigeriano Victor Osimhen, uno de esos 'nueves' que son un hueso duro de roer.
En el defensa catalán confluyen la clase de Rafa Márquez, la salida del balón de Gerard Piqué, la anticipación de Carles Puyol y el desplazamiento en largo de Ronald Koeman. Y es que, a sus 17 años, es mentalmente un superdotado. Su lectura defensiva, su sangre fría para afrontar cualquier tipo de emergencia y su impecable toma de decisiones a la hora de construir el inicio de la jugada saliendo desde atrás son un seguro de vida.
En 365 días, ha pasado de disputar encuentros del grupo 7 de la Liga Nacional Juvenil a ser una pieza imprescindible en el Barça de Xavi. ¿Cómo es posible? Solo hay que echar un ojo a las estadísticas que arrojó su juego ante el Nápoles para comprenderlo.
Impecable en tareas defensivas, Cubarsí recuperó 11 balones, despejó 6 e interceptó otros 5, bloqueó un tiro a puerta y ganó los 3 duelos defensivos y los 3 duelos aéreos que disputó: 100% de efectividad. Y todo eso sin hacer ni un sola falta en 90 minutos.
Y en ataque, dio 63 pases, con un 93% de acierto (12 de ellos en largo, con un 75% de acierto) y sufrió 6 pérdidas de balón, en casi todas ellas, estando exigido. Fue el partido casi perfecto, el día D a la hora H de un adolescente de Estanyol que acaba de cumplir 17 años: Pau Cubarsí Paredes, un central destinado a marcar una época en el fútbol mundial.