El Getafe acude el domingo al Villamarín en la última jornada de Liga con la necesidad de ganar para no depender de otros resultados y seguir en Primera y, para ello, deberá superar a un Real Betis ya con el objetivo cumplido y que dedicará la cita para homenajes de despedidas.
Los verdiblancos sumaron la pasada jornada en Eibar el punto (1-1) que le valía para asegurar matemáticamente la permanencia y ahora se despide del curso ante su afición en un ambiente festivo, todo lo contrario que el rival.
Esta semana se anunció la contratación del uruguayo Gustavo Poyet como entrenador de la próxima temporada, por lo que Juan Merino, quien se hizo cargo del equipo mediada la campaña al subir desde el filial tras la destitución de Pepe Mel, dirigirá el último encuentro de la primera plantilla.
El delantero Jorge Molina, tras seis temporadas en el equipo, también tendrá la oportunidad de ser titular y así despedirse de una afición que verá por última vez la vieja grada de Gol Sur del estadio, que será demolida en los próximos meses para construir una nueva.
Otro titular el domingo será Rubén Castro, quien esta semana ha pasado por el trance de conocer que tendrá que acudir a juicio por una denuncia de maltrato a su expareja, pero que luchará por marcar y quedar a la conclusión de campeonato como el máximo goleador nacional, ya que actualmente suma dieciocho.
La sanción por acumulación de tarjetas que pesa sobre el portero titular Antonio Adán, le dará la oportunidad de ocupar la meta en el último partido de la temporada a Dani Giménez, quien además lo hará después de que este viernes anunciara el Betis que le ampliaba su contrato hasta junio de 2018.
Con todo ello, el Betis tampoco olvida lo deportivo y, tanto su técnico como los jugadores y dirigentes, han apelado a la profesionalidad para ir a por los tres puntos, además también porque el equipo sevillano podría subir varios puestos en la clasificación, y ello ser beneficioso económicamente en los próximos años en el reparto de los derechos televisivos.
Para el Getafe es otra cosa. La agonía del conjunto madrileño puede acabar en sólo noventa minutos. Es el tiempo que tendrá para lograr una victoria con la que conseguiría seguir en la máxima categoría del fútbol español.
Así quedó la jornada tras los resultados del fin de semana pasado, que dejaron por detrás del Getafe al Sporting y al Rayo Vallecano, los otros dos equipos que intentarán salvarse en el último suspiro. Los hombres del argentino Juan Eduardo Esnáider lograron un empate frente al Sporting que dio aire a un equipo que vive en una montaña rusa de emociones.
El gol de Stefan Scepovic, en los últimos diez minutos de aquel duelo, permitió al Getafe seguir con vida y depender de sí mismo el último día. Eso es lo que quería Esnáider, que desde su llegada al club a falta de seis jornadas para el final ha conseguido revitalizar a unos jugadores que iban en caída libre.
En los cinco partidos que ha dirigido sólo perdió contra el Real Madrid, empató con Sporting y Valencia y ganó a domicilio a Real Sociedad y Deportivo.
Ahora, si quiere asegurarse sin depender de nadie seguir en Primera, tendrá que volver a ganar por tercera vez consecutiva fuera de su estadio, algo que el Getafe sólo ha logrado tres veces en su historia (dos con el alemán Bernd Schuster en el banquillo y otra con Luis García Plaza).
Para ello, Esnáider pasa de todos los rumores de los maletines y sólo piensa en trabajar para ganar. Afrontará el choque con las bajas de Víctor Rodríguez y Roberto Lago por lesión y de Carlos Vigaray por sanción.
El centrocampista argelino Mehdi Lacen será duda hasta el último momento, por lo que el técnico podría introducir alguna variación en el once y así Scepovic tiene opciones de ser titular en el lugar de Álvaro Vázquez.
