Un gol de Alex Berenguer al filo del descanso premió los méritos del Athletic ante el Valencia en San Mamés, un partido en el que el equipo bilbaíno logró su primera victoria de la que es la tercera época de Ernesto Valverde en su banquillo (1-0).
El Athletic jugó y tuvo ocasiones como para marcar más goles, que lograron los hermanos Williams, aunque ambos en fuera de juego, pero el Valencia también hizo sus merecimientos y dispuso de sus oportunidades.
Especialmente en el añadido del encuentro, cinco minutos en los que se volcó sobre el área de Unai Simón y pudo empatar en la última jornada del encuentro, una tremenda diagonal de Marcos André que remató muy cruzada.
El brasileño de Sao Luis no encontró portería y dio validez al tanto de Berenguer, un disparo desde la frontal con la izquierda en el que no estuvo lo sólido que debía Giorgi Mamardahsvili y que dio tres puntos que le colocan al Athletic en la parte alta de la tabla, donde pretende estar toda la temporada.
La derrota no merma para nada al Valencia de Gennaro Gatusso porque dio buena imagen y pudo haber empatado tras iniciar la temporada con un triunfo que le da tranquilidad en la tabla.
De entrada ambos entrenadores mantuvieron la idea de la que tan contentos quedaron ambos en el debut liguero, Valverde con las sensaciones y Gatusso con la victoria además de la imagen dada.
El técnico rojiblanco optó de nuevo por el rock and roll que conlleva juntar a Sancet y Muniain por dentro en medio campo, aunque prescindió de Villalibre para dar a entrada al pequeño de los Williams, Nico. Por lo que el mayor, Iñaki, se adelantó a la punta de ataque.
Y salió de nuevo rabioso el Athletic, que en cinco ya había protagonizado varias llegadas, había forzado un par de saques de esquina y hasta había gozado de una gran ocasión. Pero Berenguer malogró el 1-0 y una espléndida jugada de Muniain, que le había habilitado, rematando el mano a mano al cuerpo de Mamardashvili.
El capitán rojiblanco, como queriendo corresponder a los reconocimientos que está recibiendo, hoy el último, por sus 500 partidos, hizo primera parte excelsa llevando a su equipo continuamente al área rival.
Pero, como le viene ocurriendo en los últimos tiempos, el Athletic no era capaz de traducir en goles su evidente superioridad.
Mientras, el Valencia, a pesar de la lesión de Hugo Duro en el minuto 16, iba poco a poco igualando el juego y hasta llegando al área de Simón. Donde Castillejo no anduvo demasiado fino en un disparo desde dentro del área, con muchas posibilidades, que mandó alto.
Antes Lino ya había avisado a la zaga local y después intentaron hacer daño el propio Castillejo, Jesús Vázquez y otra vez Lino.
Aunque nada que ver con el asedio bilbaíno, que no paró de centrar desde las bandas y dejar claro la falta de un rematador acreditado dentro del área.
Y cuando parecía que el choque se iba al descanso sin goles, Berenguer aprovechó un balón que le cayó a los pies procedente de Vesga para acercarse a la frontal y batir a Mamardashvili con un dispara raso y con la izquierda que no le cogió bien colocado al meta georgiano.
Aún marcó un segundo tanto en el descuento el Athletic, pero Williams estaba en claro de juego cuando remató casi a placer un balón suelto.
Una fiesta con suspense final
El arranque de la segunda mitad mantuvo la línea de la primera, con hasta cuatro llegadas peligrosas, tres de Nico y un disparo cruzado de Muniain. La tercera de Nico una carrera de área a área en la que, acompañado por su hermano y Muniain, no encontró buena solución.
Y como en el primer tiempo, el Valencia logró sacudirse por momentos el dominio local, que no la posesión, para meter miedo en el área de Unai Simón. Primero con un remate alto de Paulista y después con un disparo de Castillejo, fuera.
Ya en las opciones finales a la contra del Athletic, a Nico se le anuló un gol por fuera de juego, a centro de su hermano. Un Iñaki que también percutió con sus carreras, sin más éxito que el de mantener continuamente amenazada a la defensa rival.
Ya en el descuento, Marcos André puso hasta dos veces un nudo en la garganta de los aficionados locales. Primero, con un remate de cabeza, a centro de Foulquier; y en la última jugada del partido con una diagonal al área desde la izquierda en la que no le frenó nadie y que remató con un tiro raso muy cruzado.