El 20 de octubre de 2020, Bartomeu renovó a Piqué hasta 2024, a Ter Stegen hasta 2025 y a Lenglet y De Jong hasta 2026. Los cuatros futbolistas implicados aceptaron rebajarse el suelo esa temporada 2020-21, a cambio de renovar al alza sus respectivos contratos.
Según la junta directiva anterior, estas cuatro renovaciones supusieron un ahorro salarial de entre 16 y 18 millones de euros, unos 30 millones contando amortizaciones.
Sin embargo, el Barça estima que esas fichas "absolutamente desorbitadas y fuera de mercado" que estos cuatros jugadores pasaron a cobrar con la ampliación contractual suponen un sobrecoste salarial para las arcas del club de 311 millones de euros.
El objetivo de la entidad azulgrana es que estos contratos queden sin efecto y que los jugadores acepten las condiciones en las que estaban antes de firmar estas renovaciones ya que, según sus servicios jurídicos, ve en esa ampliaciones contractuales indicios de un delito de administración desleal de la anterior junta directiva.