“Llevo una estampa de la Virgen del Pilar en la espinillera y mis padres van todos los días a la Basílica para pedir por nosotras”. Esto nos decía en Radioestadio Noche la maña Marta Cardona en la previa del partido ante Dinamarca. Podría creerse que fue un milagro su gol en ese decisivo partido. Un gol de cabeza, en el minuto 90, que daba la tranquilidad a España para pasar, con confianza, a los cuartos de final de la Eurocopa. Pero detrás de este gol hay más que un milagro. Hay mucho trabajo, mucho entrenamiento, muchas horas de pasarlo mal, de comerse la cabeza, de lágrimas y de mucho sufrimiento.
Cardona ha pasado lo que se suele conocer como una temporada en blanco. Después de una grave lesión de rodilla al iniciar el curso, una vez recuperada no ha tenido minutos en el que era su equipo, el Real Madrid. Como ella misma ha reconocido, hubo momentos durante la campaña en los que se le pasó por la cabeza dejar el fútbol. En esos momentos quizá sí apareció la siempre milagrosa Virgen del Pilar, que no podía dejar que una futbolista con la calidad, la entrega y la pasión de Marta Cardona abandonase por las lesiones y la decepción el fútbol. No lo ha hecho, se ha colado en la lista final de Vilda para la Eurocopa, a pesar del COVID sufrido durante la concentración, y hemos vuelto a ver su sonrisa en el campo, donde más disfruta. Sonrisa y lágrimas, porque tras el gol, al borde del minuto 90, esos abrazos de sus compañeras, que saben lo que ha sufrido, hicieron que apareciesen esas lágrimas de tensión, de presión incluso de rabia, de haber superado ese mal momento.
Cargada de confianza Marta Cardona llega a ese decisivo partido ante Inglaterra con la posibilidad de ser titular, pero sobre todo con la certeza de sentirse de nuevo futbolista.