Era la primera prueba de nivel real para Argentina. Unos minutos antes se había conocido la eliminación de Brasil y eso, quizás, hizo a la albiceleste, favorita sobre el papel, salir más concentrada para evitar cualquier tipo de susto. Scaloni sorprendió saliendo con tres centrales (Romero, Otamendi y Lisandro Martínez) dando alas a los carrileros para incorporarse al ataque.
No le fue mal el plan a Argentina que, con un hombre más en el centro del campo, se hizo con la pelota apagando a Frenkie De Jong. Los primeros minutos fueron de tanteo, de observación entre ambos equipos. Todos parecían con miedo a fallar aunque merodeaban las áreas rivales sin inquietar a los porteros.
Messi avisó por primera vez pasado el minuto 20, con un disparo desde el balcón del área que se fue muy alto. Era la primera vez que atacaba el espacio a la espalda de los mediocentros neerlandeses y no dudó en armar la zurda en cuanto pudo. Respondió Países Bajos con una gran combinación entre Memphis y Bergwijn en la frontal del área argentina, pero el disparo del segundo se marchó desviado.
Pasada la primera media hora de partido, apareció el genio. El partido estaba atascado, no pasaba prácticamente nada, hasta que Messi se inventó una obra de arte en forma de asistencia. El del PSG controló la pelota con Aké persiguiéndole, le rompió con un movimiento de cintura y se abrió el hueco suficiente para filtrar un pase entre un mar de piernas a Nahuel Molina, que se incorporaba al ataque por derecha. El lateral del Atlético de Madrid, carrilero en el día de hoy, controló la pelota y batió a Noppert en el mano a mano con un toque sutil que desataba la locura en Lusail.
Lo intentó Argentina en esos minutos finales de la primera parte con alguna llegada de Messi, que tuvo la más clara con un disparo a la media vuelta desde el interior del área, pero su disparo tímido acabó en las manos de Noppert.
Van Gaal movió el banquillo a la vuelta de vestuarios en busca de poblar más el centro del campo para intentar quitarle el balón a Argentina. Pero su equipo no mejoró en absoluto. No inquietaba la portería del Dibu y empezó a dejar espacios a la espalda para que Argentina pudiera correr. Tuvo Messi una gran oportunidad a balón parado con un lanzamiento de falta desde la frontal que se marchó arriba por muy poco.
Los minutos pasaban y nada cambiaba. Argentina intentaba arrancar, pero no terminaba de inquietar la portería de Países Bajos. Hasta que apareció el otro carrilero. Marcos Acuña se incorporó al ataque por banda izquierda, recortó a Dumfries y este le barrió haciéndole penalti. Mateu no dudó, Messi tampoco y agarró la pelota para batir a Noppert desde los once metros.
El partido parecía sentenciado, pero el fútbol volvió a darnos uno de esos giros de guion a los que nunca terminaremos de acostumbrarnos. Van Gaal dio entrada a Luuk De Jong y Weghorst para echar a su equipo al ataque en busca de alguna jugada aislada que les pudiera meter en el partido. Y le funcionó.
Era el minuto 83 cuando Weghorst remató de cabeza a gol un centro desde la derecha de Berghuis. Había partido. Vaya si lo había. Argentina intentó que no se jugara más provocando interrupciones y alguna tangana. Mención especial a Leandro Paredes, que pudo ser expulsado por dar una dura patada a un rival y automáticamente pegar un pelotazo al banquillo neerlandés.
La locura total llegó en el minuto 100. Mateu había añadido diez, era la última. Falta en la frontal del área que bota Koopmeiners dando un pase raso a Weghorst y engañando a todo el mundo. El delantero del Besiktas controló la pelota y chutó con pierna izquierda para batir al Dibu. El partido se iba a la prórroga.
Una prórroga en la que Argentina mereció desempatar. Hasta seis ocasiones claras tuvieron los de Scaloni para romper el empate. Las más claras, al final, en los pies de Di María y Enzo Fernández. El de la Juve estuvo a punto de hacer un gol olímpico en el minuto 120 y, acto seguido, Enzo Fernández envió un trallazo al poste.
En la tanda de penaltis, el Dibu Martínez volvería a erigirse como héroe, como ya hiciera en la pasada edición de la Copa América. El portero detuvo los dos primeros lanzamientos de Países Bajos a Van Dijk y Berghuis y puso la tanda de cara para la albiceleste. Lautaro Martínez marcó el penalti definitivo para clasificar a Argentina a semifinales de la Copa del Mundo.