El conjunto canario llega al choque con una sobredosis de confianza, la que otorgan tres triunfos seguidos, el más reciente, de forma insospechada en Villarreal, que le han valido para salir de los puestos de descenso y disponer de un pequeño margen para minimizar daños en caso de no sumar puntos este fin de semana.
Aferrado a ese "mucho que ganar y poco que perder", los futbolistas de Quique Setién encaran con ilusión uno de los partidos más esperados tras el regreso a la elite, un choque con aroma a partido grande por la propuesta futbolística del equipo local y la enorme pegada que suele exhibir su rival.
En el entorno del equipo isleño también invita al optimismo el poso que han dejado sus últimas actuaciones ante los equipos grandes, como su reciente enfrentamiento con el FC Barcelona, hace menos de un mes, pese a la derrota por 1-2.
Setién no podrá contar con el ghanés Wakaso, lesionado, mientras que Tana no se ha ejercitado con el grupo durante la semana. Otros futbolistas siguen su proceso de recuperación, como Hernán Santana -autor del gol amarillo en el Bernabéu (3-1)- o Vicente Gómez. El técnico cántabro recupera en la defensa a Aythami Artiles, quien se disputará el puesto con el uruguayo Mauricio Lemos, y en el centro del campo también vuelve a contar con Roque Mesa tras cumplir sanción en Villarreal, donde fue suplido por Montoro. No se descarta que mañana jueguen juntos, el valenciano como pivote y el isleño en su posición natural, más adelantado.
El Estadio de Gran Canaria, que visita por primera vez el Real Madrid, acaba de culminar una primera fase de su remodelación estética y acercamiento de los graderíos al campo. Podría presentar la mejor asistencia del curso, vigente desde la visita del Atlético de Madrid a mediados de enero con 28.515 espectadores, 1.500 más que contra el Barça. Desde 2001 no se disputa este encuentro, cuando en el viejo Insular se dio victoria isleña por 4-2 ante un Real Madrid liderado entonces desde el césped por Zinedine Zidane.
El ahora técnico francés llega a la cita demandando máxima prioridad al duelo, sin querer mirar al futuro incluso afirmando que no sabe si seguirá al mando del equipo la próxima campaña y con el objetivo de prolongar el momento bueno que inicia su Real Madrid, después de ganar sus tres últimos encuentros.
La victoria en Liga de Campeones ante el Roma (2-0) y el paso a cuartos de final es el impulso anímico que necesitaba la plantilla madridista, consciente de que debe mejorar en labores defensivas para aspirar al único título al que ya opta y seguir venciendo en Liga para llegar a los duelos europeos en buena dinámica.
Con tan sólo el francés Karim Benzema en la enfermería, refrescará su equipo con varios cambios Zidane y sorprendió con su convocatoria al dejar en la capital de España al alemán Toni Kroos, el brasileño Danilo y el colombiano James Rodríguez. Todo apunta a que regresarán al once en defensa Dani Carvajal en el lateral derecho y el francés Raphael Varane en el centro de la defensa por el brasileño Danilo y el portugués Pepe.
En el centro del campo el brasileño Casemiro puede repetir de inicio por el descanso a Kroos, tras afianzarse como titular después de aprovechar la oportunidad que le dio Zidane buscando más consistencia en el centro del campo. Isco, que no tuvo minutos en un día en el que todos quieren jugar, ante el Roma, buscará su particular reivindicación, como hará Jesé en su vuelta a casa en los minutos que reciba en el partido más especial que puede disputar.
Para la búsqueda de los goles vuelve a ser titular en Liga el galés Gareth Bale. Reapareció ante el Celta de Vigo para recuperar sensaciones, fue titular ante el Roma y jugó una hora. Su estado de forma seguirá mejorando. El tridente ofensivo irá en función de la decisión de Zizou. Con James Rodríguez quedándose en casa, la opción de premiar a Lucas Vázquez, decisivo también en competición europea que pide paso con brillo, cobra fuerza.