Según se desprende de la calificación fiscal, el acusado habría cometido dos delitos, uno de atentado contra agentes de la autoridad y otro de lesiones. Los hechos ocurrieron en las inmediaciones del estadio Camp d'Esports de Lleida una vez finalizado el encuentro entre ambos equipos. Los Mossos, sabiendo de la rivalidad entre ambas aficiones, habían desplegado un cordón policial a fin de evitar incidentes y acompañar a los aficionados del Hércules hasta sus autobuses.
No obstante, un grupo de aficionados del Lleida pertenecientes a la organización Rudes comenzó a seguir presuntamente a los seguidores del equipo alicantino propinándoles una retahíla de insultos como "españoles, hijos de puta, esta bandera la vamos a quemar, os vamos a matar". Durante dicho altercado, según explica el escrito fiscal, el acusado cogió un fragmento de hormigón de unos 10 centímetros cúbicos y 545 gramos de peso y lo lanzo contra uno de los agentes de los mossos.
Ese trozo de hormigón impactó en la cara del policía, que cayó al suelo inconsciente y tuvo que ser trasladado en ambulancia al Hospital Universitario Arnau de Vilanova de Lleida. Como consecuencia de la agresión, amplía la calificación, el agente sufrió una fractura de tabique nasal, una herida contusa en el labio y en el codo y diversas contusiones.
Tras el incidente, el agente ha tenido que estar 107 días de baja laboral, someterse a una cirugía en el tabique nasal y padece secuelas como desviación del tabique nasal, cicatrices en el sabio superior y en el codo, así como un perjuicio estético leve.
Por su parte, el acusado fue puesto en libertad con cargos después de su detención y se espera que declare en la celebración del juicio, para el que todavía no hay una fecha prevista.
Como medidas cautelares, el juez de guardia dictó la prohibición de acercarse a una distancia inferior a 500 metros a cualquier estadio cuando se produzca un acontecimiento deportivo, así como la obligatoriedad de comparecer cada vez que sea requerido por el juzgado.