La Real Sociedad, que hizo cinco cambios con respecto al equipo que se enfrentó el jueves al Nápoles, se apoderó de la pelota y marcó el ritmo del partido durante la primera parte. No creó mucho peligro pero su control fue absoluto. Con el Celta bien posicionado, el conjunto de Imanol Alguacil tuvo paciencia. Su juego armónico, vertical, fue encerrando al equipo celeste. La Real movió el balón con criterio. Esperó el momento.
Y llegó mediada la primera mitad: la pelota circuló de derecha a izquierda, Aihen Muñoz centró y David Silva cabeceó a gol, un tanto sencillo pero hermoso, coral, que representa el espíritu futbolístico del equipo vasco. El gol avivó el partido durante unos minutos.
El Celta respondió con una acción de contrataque que inició Denis Suárez, continuó Nolito y cerró Beltrán con un tiro flojo. Instantes después, Oyarzabal aprovechó un error defensivo de Murillo para probar a Rubén Blanco con un disparo potente. Luego, contestó el conjunto gallego con un lanzamiento desviado de Aspas, estorbado por Sagnan. La Real Sociedad exhibió más vigor, una vistosa autoridad sobre Balaídos que ejemplificó con el segundo gol, donde Oyarzabal fue más contundente que Araujo en el área, letal ante Rubén Blanco, más atento que Beltrán para tocar una pelota rechazada por el poste.
Ese segundo gol anuló definitivamente al Celta, que solo tuvo un tiro tiro lateral de Aspas antes del descanso. Óscar García retocó algo el equipo y el Celta abrió el segundo tiempo con más ritmo, una pequeña mejoría que se estrelló contra la pegada de la Real. Un despiste de Murillo lo aprovechó Portu para robarle la pelota -más intenso el delantero que el defensa- y después, ante el mano a mano con el portero, asistió para que Willian José marcase libre de marca el tercer gol.
El Celta quedó sin reacción, superado completamente por la Real Sociedad. Solo generó en ataque un tiro altísimo de Brais Méndez y un cabezazo de Tapia. Más peligroso fue el ataque vasco: cada aproximación fue un susto para Rubén, como un córner que remató William José. Sin embargo, un discutido penalti de Le Normand a Brais Méndez permitió marcar al Celta, con gol de Aspas. Ese tanto no inquietó a la Real Sociedad. Respondió con contundencia.
Recuperó en su campo un despeje del portero Rubén Blanco y una veloz triangulación Guevara-Portu-Willian José selló la goleada vasca, una acción que ridiculizó al equipo gallego, un gol que simbolizó la enorme autoridad con la que el conjunto de Imanol Alguacil se paseó por Balaídos.