Todo seguirá igual después de la eliminación copera en Alcoy. Zidane seguirá siendo el entrenador del Real Madrid porque el club no se plantea su destitución tras la derrota y el entrenador, según personas de su entorno consultadas por Onda Cero, no piensa en dimitir. No ahora y no por esto. El técnico parece habérselo tomado como una derrota más. “Son cosas que pueden pasar”, dijo ayer. Por eso no ha sido un día especial en Valdebebas en el regreso al trabajo del equipo tras la debacle en el campo de El Collao.
El día después
La expedición blanca llegó a la Ciudad Real Madrid cerca de las 3 de la madrugada para recoger sus coches, tras volar desde el aeropuerto de Alicante. Durmieron en sus casas y esta mañana regresaron para el entrenamiento. Lo más madrugadores, Kroos y Benzema, llegaron antes de las 9.30. El último, cerca de las 11.30, Sergio Ramos, que no viajó a Alcoy y que trabajó en el gimnasio por unas molestias. Pero Zidane no les dijo nada especial. “Lo de siempre”, según algunos de ellos. Que se olviden de lo de ayer y se centren en lo que viene. 45 segundos, un par de palmadas y al campo a ejercitarse.
Ni hubo charla motivacional, ni se han corregido errores sobre la pizarra, ni una bronca, ni nadie ha tomado la palabra. Después de caer con el Shakhtar todos estaban en Valdebebas una hora antes del inicio del entrenamiento y el ambiente era distinto, todos tenían la sensación de que o el equipo espabilaba o una eliminación europea traería consecuencias impredecibles. Ahora no. Algunos jugadores creen que la razón es que Zidane no quiere hacer de lo de Alcoy un drama y que, en cuanto pasen unos días, todo se irá olvidando con partidos de Liga y Champions.
Cambio de actitud en Zidane
Los que trabajan más cerca del francés en el día a día ven a un Zidane distinto. Públicamente, también. Ya no regala sonrisas en la sala de prensa, ni esquiva preguntas incómodas con un buen gesto. Cuando algo no le gusta lo deja claro, no se esconde y no lo disimula. De puertas para dentro ocurre algo parecido.
No tiene una mala relación con nadie ni hay momentos incómodos, tampoco una comunicación fluida con muchos futbolistas, que son los que menos juegan. Algunos no tienen una conversación seria con el francés desde hace mucho tiempo. En el día a día se apoya en sus ayudantes, en Bettoni principalmente. Es una forma de protegerse ante su vestuario y no desgastarse en exceso con la plantilla. Tiene un bloque en el que confía y que juega siempre. Es evidente, para qué explicar nada más. Y algunos se han cansado ya de Zidane. Odegaard, por ejemplo, no ha cambiado de opinión. Quiere irse cedido en enero y solo falta por saber dónde. El club no intentará convencerlo de lo contrario.