La Real Sociedad logró ante el Leganés en el estadio de Butarque un triunfo contundente y satisfactorio en lo futbolístico (0-3), pero demasiado costoso en lo físico, pues tres de sus jugadores tuvieron que retirarse del campo con molestias, entre ellos Martín Zubimendi.
Superado por ambos el trámite de la Copa del Rey ante el Estepona y el Conquense, respectivamente, volver al día a día de la liga no les costó mucho toda vez que, pese a que unos y otros necesitaron jugar prórrogas y en el caso del Lega también lanzar penaltis, las rotaciones hicieron que muchos de los futbolistas estuvieran más o menos frescos.
Entre los que parecieron no acusar el viaje estuvo Brais Méndez, a quien le tocó rescatar al cuadro vasco en Cuenca y que a los trece minutos ya había repetido como goleador en Butarque. Suyo fue el remate final al primer toque en el interior del área, pero solo fue la guinda a una gran acción que nació con un excelente cambio de juego de Take Kubo y siguió con un muy buen centro de Sergio Gómez desde la izquierda que dejó pasar con picardía Luka Susic. Todo bien.
Viendo que esa receta le funcionó, a punto estuvo el equipo de Imanol Alguacil de repetirla en el minuto 36. El que estuvo preciso en la entrega, kilométrica, fue el arquero Álex Remiro tras atrapar una falta. Recibió Mikel Oyarzabal, que se acomodó de nuevo en el carril zurdo mientras el rival bajaba a defender. Y cuando lo vio claro entregó un pase de la muerte a Sucic, pero este se encontró con un Marko Dmitrovic que despejó su remate a bocajarro.
No hizo mucho más la Real Sociedad en ataque, pero tampoco lo necesitó, cómoda como estaba controlando la posesión y el ritmo del choque ante un rival que funcionaba por espasmos. Aún así pudo valerle con un estertor, un remate de Yvan Neyou en el punto de penalti después de un servicio tenso desde la derecha de Valentin Rosier, para marcharse en igualdad al descanso, pero la finalización se fue alta.
Dadas las circunstancias, las preocupaciones del bando easonense no estaban tanto en el oponente sino en las lesiones, pues a los 50 minutos había tenido que retirar ya a dos futbolistas por problemas físicos, primero Aihen Muñoz y luego al trascendental Martín Zubimendi.
Mientras se reponía la Real del golpe anímico que suponía renunciar al centrocampista, a punto estuvo además de recibir otro más palpable en forma de gol. Se lo negó Álex Remiro a Óscar Rodríguez al estirarse hasta la base de un poste el guardamrta para desviar un cabezazo desde el punto de penalti del mediapunta.
Llegó entonces un tramo de choque donde lo más destacado fue un rifirrafe en el banquillo del Lega que acabó con un miembro del cuerpo técnico local expulsado. Y después, otra lesión, de Sergio Gómez, la tercera de la tarde. Entró en su lugar Ander Barrenetxea y la primera pelota que tocó la embolsó en la red tras capturar un balón muerto en el intento de despeje de la zaga del anfitrión posterior a una falta lateral.
No paró ahí de marcar el conjunto visitante pues ante un contrario ya bajo de ánimo y que vagaba por el campo en busca del final fue capaz de marcar un tanto más, de Mikel Oyarzabal después de que hasta dos futbolistas previamente se pasaran la pelota en el interior del área ante la pasividad de la defensa.