Ya son trece los partidos de Liga ganados por los sevillistas consecutivamente en su campo, en esta ocasión ante un rival de empaque y en un encuentro en el que hubo de todo, muchos goles, alternativas en el marcador y hasta la expulsión del local Éver Banega, pero el triunfo acerca a cinco puntos al conjunto andaluz, que gana además el coeficiente particular, al castellonense.
El equipo castellonense tenía la oportunidad de dejar el camino claro para su discurrir por las nueve últimas jornadas de Liga si daba un golpe virtualmente definitivo en el Sánchez Pizjuán ante un conjunto el hispalense que, por su parte, albergaba esperanzas de dejar abierta la lucha por la ansiada cuarta plaza de la tabla.
Desde el arranque no hubo tiempo a la relajación pues a una indecisión de Sergio Rico en la portería que dio el primer susto a los del técnico Unai Emery le siguió una jugada en la que el centrocampista Vicente Iborra reclamó un penalti.
Fue el Sevilla el que tomó el mando del balón para romper el entramado defensivo planteado por Marcelino García Toral y el delantero francés Kevin Gameiro tuvo de cabeza una clara ocasión para poner el 1-0 a los ocho minutos.
Antes de cumplirse el cuarto de hora el propio Gameiro y el centrocampista danés Michael Krohn-Dehli no llegaron para rematar en otro buen avance de los hispalenses.
A esa oportunidad sucedió un serio contratiempo para el Sevilla al tener que ser sustituido uno de sus hombres en mejor forma, el centrocampista francés Steven N'Zonzi, que se lesionó en un lance con Tomás Pina.
El uruguayo Sabastián Cristóforo tuvo que ingresar casi sin calentar pero poco después los locales encontraron fruto a su mayor iniciativa y en una contra Gameiro mostró su gran esprín para ponérsela fácil a Iborra para que abriera el marcador.
No tardó mucho el equipo amarillo en recomponerse gracias a la movilidad de Adrián López como segundo delantero y a la puntería del francés Cédric Bakambu.
En seis minuto llegó el empate del Villarreal en un despiste de marcas en la defensa sevillista en un partido sin momentos para la especulación.
Gameiro e Iborra perdonaron dos buenas oportunidades para el Sevilla, que se presentó con asiduidad ante la meta que defendió el francés Alphonse Areola, lo que hizo plantearse incluso a Marcelino la entrada al campo de Samu Castillejo para equilibrar el centro del campo, pero su decisión quedó anulada al marcar el segundo Bakambu en una perfecta definición después de un gran pase de Adrián.
El 1-2 dejó marcado al Sevilla, que se fue al descanso en desventaja ante un rival trabajador y sobre todo efectivo ante Sergio Rico.
En la segunda parte, el técnico asturiano del Villarreal sí ya sacó desde el inicio al Samu Castillejo por el defensa marfileño Eric Baillyv para ganar presencia en la segunda línea visitante, pero ahora la formación de Emery encontró la fortuna que le fue esquiva en la primera y pronto igualó a dos con tanto en propia meta del central Víctor Ruiz en su intento de despejar.
Un nuevo partido de poco menos de un período en el que el Sevilla salió enrabietado a por su tercer tanto pero en el que también el Villarreal, a la contra, encontró sus momentos de peligro, aunque los visitantes sufrieron ante las acometidas de un rival que volvió a encontrar premio con un golazo del extremo ucraniano Yevhen Konoplyanka, quien poco después tuvo que ser sustituido por lesión.
A partir de ahí ya sí que no hubo tregua, con el Villarreal con todo al ataque y la aparición de Sergio Rico, que sacó una mano prodigiosa al remate del brasileño Leo Baptistao.
La expulsión del argentino Éver Banega a los 79 minutos por doble amonestación puso aún mas emoción a un partido en el que el Sevilla defendió con todo y el Villarreal gozó de claras ocasiones para empatar pero en el que los locales sentenciaron con el tiempo cumplido con el tanto de José Antonio Reyes que ponía el 4-2.