Odegaard decidió hace unas semanas que su situación en el Real Madrid no podía alargarse más. Cansado de ser invisible para Zinedine Zidane, el noruego pensó que lo mejor era salir cedido y tener minutos para recuperar la confianza perdida. Así se lo comunicó al club, que no intentó convencerlo de lo contrario. Hoy se ha hecho oficial su cesión al Arsenal, hasta final de temporada y sin opción de compra. Los madridistas ingresarán unos 2 millones de euros por el préstamo y los ‘gunners’ se harán cargo de su ficha durante este tiempo.
Carta cesión para Odegaard
La camiseta del Real Madrid pesa mucho y a Odegaard nunca le acabó de sentar bien. Ni ahora, ni cuando llegó con solo 16 años a Valdebebas, con cartel de estrella y demasiados ojos encima de él. Es su cuarta cesión desde 2015: Heerenveen, Vitesse, Real Sociedad y Arsenal. Su mejor temporada la vivió en San Sebastián, donde brilló en una gran temporada suya y del equipo, con la clasificación europea y la final de la Copa del Rey que finalmente se pospuso por la pandemia. En los contratos de cesión no se permite la vinculación por más de una temporada, así que hay que ir renovándolos año a año, aunque la segunda temporada en Donosti estaba apalabrada. Odegaard pensó que tenía margen de crecimiento y sentía que su etapa allí no había acabado, hasta que sonó el teléfono y al otro lado estaba el Real Madrid.
Vuelta a petición de Zidane
En un mercado de fichajes marcado por la pandemia y la crisis económica, Florentino Pérez dejó claro desde el principio que no habría fichajes, para controlar el gasto y ajustar las cuentas con la nueva realidad. En ese contexto, Zidane decidió que Odegaard debía volver. Y comenzó jugando como titular, ante la Real Sociedad y el Betis. Incluso se modificó el sistema, olvidando el 4-3-3 que el francés impuso siempre en el Real Madrid de los últimos años. Pero no le convenció. Lo peor vino tras la derrota ante el Shakhtar, porque entre las lesiones y la falta de confianza, el noruego despareció defensivamente del equipo. Ni siquiera hubo fotos suyas calentando, se le veía resignado siguiendo los partidos en la grada y en enero no aguantó más. Se vio fuera de los elegidos para la Copa y decidió salir.
Los motivos de la salida de Odegaard
No hubo discusión ni malos gestos con Zidane, simplemente considera que no se ha cumplido con lo que se le dijo en verano y que lo mejor es jugar en otro lado. En cuanto le llamó Arteta para el Arsenal no lo dudó. Un grande, el atractivo de la Premier y la promesa de oportunidades. Pero no todo tiene por qué ser culpa de Zidane. Jorge Valdano dijo el domingo en El Transistor que a Odegaard “le ha faltado paciencia. Un jugador del Real Madrid debe tener más capacidad de sufrimiento, no se debe rendir tan pronto”. Lo que es seguro, de momento, es que está muy lejos de ser el jugador que apuntaba cuando era juvenil y tenía ofertas de media Europa. O puede que sí lo sea y esté preparado para triunfar y brillar en cualquier club, pero no en el Real Madrid. Hay jugadores a los que la camiseta blanca les pesa 8 kilos y en cuanto se marchan, liberados de esa presión, encuentran su mejor versión. Odegaard no es el primero ni será el último.